Llega a nuestros aires un e_mail repartido desde la cúpula de un partido local (IXC, o sea, Independientes por Cuenca) tan elocuente que resulta imposible no aromatizarlo y darle nueva potencia para que los usuarios de la demagogia, la corrupción y el caciquismo dejen de transitar por nuestras calles sin vergüenza en la cara. Sobre todo ese que, presumiblemente, irá de cabeza de lista del PSOE-CLM en las próximas elecciones autonómicas.
Como, en efecto, subraya el comunicador, es un artículo original de José Luis Collada, portavoz de la Ejecutiva de IXC, publicado en la página Web de Independientes por Cuenca el pasado día 1 de Junio de 2006. Aunque llega a tildarlo el transmisor de “memoria histórica”, algo que por sus matrices metodológicas pudiera ofrecernos ciertas dudas a los técnicos, lo cierto y verdad es que, como también subraya, “las hemerotecas están ahí, para el que quiera consultarlas”. Por descontado, como se nos requiere citar la fuente, ante la eventualidad –nos dice el notificador- de “que se trata de un trabajo de un Partido Político como Independientes”, con esto acabamos de cumplir el requerimiento y transcribir un hecho que, por su envergadura y trascendencia, ningún conquense debería olvidar en el momento de introducir su papeleta en las urnas:
José María Barreda fue el responsable de que Cuenca perdiera el Campus Universitario que ya tenía por Real Decreto
A principios de los años ochenta Cuenca se quedó sin los trenes Talgo, que la conectaban con Madrid, Valencia y Barcelona, en beneficio de la línea por Alcázar y Albacete, que era electrificada y doblada. La decisión del Gobierno de la UCD supuso el abandono de la línea ferroviaria Madrid-Valencia por Cuenca. Se acababa de condenar a Cuenca a no beneficiarse de la riqueza que iba a suponer la entrada de la democracia. Así las cosas, el Gobierno de Adolfo Suárez, que sabía la que se le venía encima a nuestra tierra, aprobó un Real Decreto por el cual Cuenca podría encontrar su futuro por la vía universitaria. El Real Decreto 1789/8 le concedió a Cuenca la Facultad de Ciencias Económicas, Facultad de Empresariales, Facultad de Farmacia, Facultad de Derecho, Escuela Técnica y Superior de Arquitectura, Escuela Universitaria de Ingenieros Forestales, Escuela Universitaria de Informática, Escuela Universitaria de Traductores e Intérpretes. Además de las ya existentes de Formación del Profesorado, Enfermería, Geografía e Historia y Graduados Sociales. Pero en el 83, se celebraron las primeras elecciones autonómicas, y José Bono, se hizo con el poder de Castilla la Mancha. En el nuevo gobierno se encontraba José María Barreda Fontes, que era profesor de Historia Contemporánea del Colegio Universitario de Ciudad Real. Muchas habían sido las presiones que recibió el Gobierno de España desde el ámbito manchego, para que no se desarrollara el Decreto de reparto de centros universitarios. Así, tras las elecciones generales de 1982, y ya con el Psoe en el poder, se derogó el Real Decreto. Después, con la autonomía ya en manos de Bono se hicieron varios informes acerca de cuál debía ser el nuevo reparto de estudios, pero destacó el que el Psoe castellanomanchegó asumió, era el de la Junta de Comunidades, conocido como "Plan Barreda" por cuanto éste era el titular de la Consejería de Educación en esos momentos. En 1984 el proyecto de José María Barreda entra en la recta final, conteniendo para Cuenca el reparto más despiadado de lo jamás imaginable -ni siquiera contemplaba una facultad, ni la única que finalmente concedió el Ministerio, ni Bellas Artes.
Nuestro editor, desde que se cuidó de escribir el núcleo sociológico del afamado Libro Negro de la Marginación de Cuenca –una revolución en su día-, tenía pleno conocimiento de esto, más aún, lo supo fechas después de que ocurriera todo este despliegue de egoísmo insolidario, pues como mínimo así cabe calificar al “plan Barreda” (para que ahora vengan exhibiéndolo como medio héroe por Cuenca sus camaradas y el cacique rector del medio de comunicación pitiminí: ¡y una mier…!, dicen los enterados y los tíos de los escolios).
Repetimos: a todo esto debemos poner fin radicalmente, porque luego se derivan situaciones ilegales y hechos injustos. Arbitrario es y huele muy mal –señores de lo oposición en las Cortes de Castilla-La Mancha, hagan la interpelación que corresponda para que el consejero de Medio Ambiente, el “obseso del organigrama” y el mando, entre otros pecados de relación social y de personalidad magnificada- que aparezca hoy en El Día de Cuenca (página 21, media de publicidad y la otra media con esa “teórica” noticia) otro caso evidente de los que llevamos denunciando, como ayer hicimos en La Vanguardia de Cuenca, una incalificable, inaudita, borrascosa e inveraz noticia titulada “Nuevo impulso para el entorno rural de la provincia de Cuenca”. Subvenciones injustas y mala administración del dinero público es como debería llamarse ese “acuerdo” entre el IDC (Instituto de Desarrollo Comunitario) y el Grupo de Empresas El Día, que, como destaca subrepticiamente la información, es agrandada con una fotografía del dueño de ese medio de comunicación con el representante del organismo público y el delegado provincial “acompañante” de ambos.
¡Es una vergüenza! ¿Cómo ha llegado a fraguarse la firma de ese convenio que producirá un espacio quincenal del IDC en esa publicación? ¿Para qué, para que salga más fotografiado aún el consejero de Medio Ambiente y Desarrollo Rural de la Junta? ¿Cuánto va a costar a “todos” los ciudadanos ese dispendio público? Para comenzar, es falso, como ahí se dice, que algo que lleva demorado –como ha publicado en algunos trabajos sociopolíticos nuestro editor- y mal enfocado un montón de años, quiera ahora a toda prisa, cuando se acercan las elecciones, venderse como realizaciones de incremento real de la renta del habitante de las zonas rurales. ¡Mentira! Por supuesto, haremos desde aquí un seguimiento pormenorizado de esas informaciones y las criticaremos como deban. Fuerza moral y conocimiento no nos faltan. Por supuesto, más del triple que el consejero tenemos.
Lo mismo que ese hecho es otro claro exponente del caciquismo brumoso que produce la corrupción institucional, hoy no podemos cerrar este capítulo sin dejar constancia de las denuncias efectuadas por los profesores del IES “Alfonso VIII” de Cuenca para aprobar a dos estudiantes. En una carta de protesta 32 docentes de ese Instituto han enviado sus quejas al delegado de Educación –otro cambio urgente, a tenor de nuestras informaciones-, estos profesores ponen en duda la actuación de la Inspección Técnica. Y suma y sigue.
Ante la continuidad de la falta de dominio y entereza de la Administración de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, creemos que en esta ocasión el ciudadano no se va a quedar de brazos cruzados, y acudirá a las urnas a castigar al sociobonismo (priísta-socialista) como en justicia merece. Sobran ahí muchos zánganos e incompetentes, tan solo avalados por un mísero carné de la época y las formas de Felipe González.
No podemos los castellano-manchegos seguir en este masoquismo, porque todo este exceso de poder, que terminamos de denunciar y está ocurriendo aquí y ahora mismo, nos traslada a Bertolt Brecht y su cita taxativa: “triste el país que necesita héroes”. En este sentido, sin extender ahora demasiado el discurso, nuestras autoridades y sus alternativas deben regresar al VII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Lisboa, Portugal, 8-11 Oct. 2002. Si tuviéramos un decente presidente autonómico, tras remover a la mayoría de sus consejeros –nuestros aires cesarían a todos, por falta de capacidad administrativa y de honradez política-, debería leer las actas del Panel dedicado a “La democratización de la gestión pública en las sociedades abiertas”, y, en particular, asimilar las lecciones contenidas en la ponencia de J. Carlos León y Ramírez sobre “Gestión pública y público contestatario”.
El presidente castellano-manchego y sus rapaces seguidores podrán así aprender de Przeworski (1998, p. 354), sobre todo cuando afirma citando a Dahl que “en la democracia la gente ejerce su control sobre los gobiernos a través de las elecciones. De hecho, el argumento principal a favor de la democracia es el que si la contienda electoral es libre, si hay una amplia participación y si los ciudadanos disfrutan de las libertades políticas, entonces los gobiernos trabajarán en la forma que mejor beneficie a la gente” Por tanto Estado, gobierno y administración gubernamental obtienen su naturaleza y connotación eminentemente pública de la sociedad.
En este sentido, la gestión pública entendida como las capacidades de organización y respuesta profesional con la que los gobiernos enfrentan las complejas demandas provenientes de la sociedad, requiere no solo de la insustituible racionalidad referida a la factibilidad y viabilidad técnica de los procesos de innovación y previsión expresada en la elaboración de planes, programas y proyectos, con los que de una perspectiva de certidumbre el gobierno enfrenta la materialización del bien común, interés prioritario de la sociedad. Así como del supuesto de que el fortalecimiento de la democracia supone la institucionalización de espacios de participación pública, que al no ser preexistentes requieren de una construcción pertinente, posibilitando una capacidad más oferente en sociedades más criticas e incrementalmente contestatarias en lo que a la atención y solución de sus demandas se refiere. Es menester acotar, que nuestra presunción de la existencia y participación de sociedades de públicos contestatarios en el contexto de lo que hoy llamamos sociedad civil, surge de la concepción de la existencia de ciudadanos incrementalmente informados, que actúan con la intención de maximizar su interés en la consecución del bienestar y la consecuente calidad de vida.
Como los Aires de La Parra quieren una total libertad electoral en su espacio original, en Castilla-La Mancha, y con el caciquismo y la corrupción institucional denunciadas es evidente que estamos en las antípodas de dicha libertad, y esto es, a la vez que inconstitucional, un delito tipificado, puede dar fe que se avecinan tormentas. Peor todavía, como de la serie de actos descritos en este artículo no se produzca una información más objetiva, neutralmente política y creíble de medio a medio, la electricidad recaerá en forma de rayos contra quien lo merezca en justicia.
Aires de La Parra
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