Jaime López de Asiain, miembro del colectivo Naturaleza y Desarrollo, al glosar su participación en las Jornadas sobre las Arquitecturas de la Ciudad, organizadas por el Instituto Superior de Arquitectura y Diseño de Chihuahua, México, en la que con una asistencia y participación masiva por parte de los alumnos y profesores, se reunieron e intercambiaron ideas especialistas de México, Chile, Colombia, Venezuela y España, destacó la presencia y actuación de Enrique Peñalosa, quien fue alcalde de Bogotá en los momentos más difíciles de esta ciudad, los años noventa. Lideró una monumental transformación urbanística de la ciudad de Bogotá durante su mandato como Alcalde Mayor, demostrando cuánto pueden hacer las obras públicas por la integración y la convivencia como alternativa efectiva para una saludable vida democrática.
En efecto, pueden hacer muchísimo, pero hay que llevarlas a cabo limpiamente, sin corrupción ni determinismos previos. De hecho, los resultados del trabajo de Peñalosa en transporte, espacio público, ecología, educación, equipamiento y administración urbana son hoy modelo para muchas ciudades del continente americano. Todo lo contrario que está resultando el oficio del alcalde de Cuenca (España), entre otras razones por no haber considerado adecuadamente tanto la no sincronía entre las decisiones públicas (sobre infraestructuras de transporte y económicas sobretodo) como los cambios de contexto económico, social y político. En la culpa de esto sobresale como motivo la ubicación de la estación del AVE fuera del perímetro urbano actual y su traslado una serie de kilómetros apartada del edificio del ferrocarril convencional. Por ello, muchos ciudadanos, cada día más –según vamos acaparando información y documentación-, manifiestan su disconformidad debido al destrozo urbanístico que va a originar el actual equipo de gobierno municipal por haberse dejado coger las manos (y algunas cosas más) por las fuerzas especuladoras al acecho de las plusvalías previstas en esta nueva infraestructura local.
Frente a Peñalosa, Martínez Cenzano no desea “hacer felices a los ciudadanos”. Y contra la filosofía de aquel maravilloso alcalde latinoamericano, este adjunto del barrio antiguo conquense en ningún momento ha demostrado que la ciudad no es para los ricos, o para los poderosos o para los propietarios sino para todos sin distinción. Que el urbanismo puede conseguir la igualdad para todos los ciudadanos, hacerles compartir, encontrarse, ser solidarios... "Hay que saber soñar con la ciudad que queremos". "Lo difícil no es hacer cosas", decía Peñalosa, "lo difícil es soñar la ciudad ideal para todos, luego las cosas se hacen: jardines, paseos, escuelas, museos, bibliotecas, carril bici, canchas deportivas..."
Usted, señor Cenzano, por el contrario, nos va colocando poco a poco en las antípodas de ese desiderátum. Todos sus trabajos urbanísticos carecen de los informes sociales apropiados para esas realizaciones. Nunca ha pasado ninguno por el Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha. Y así lo denuncia el editor de nuestros aires, como interventor de esta entidad. Así, las dudas que genera son múltiples y las deficiencias interminables.
Saca de quicio ver la cara de la concejala de urbanismo del Ayuntamiento conquense para pregonar tutti voce la primera peatonalización de una calle (la de San Francisco), y ya han saltado las voces de alerta y las inquietudes, como consecuencia de no saber gestionar este tipo de ejecuciones pronta y eficientemente, o mejor, con efectividad y coordinación con otros proyectos.
Por el contrario, resultaba increíble, maravilloso, escuchar a Peñalosa cuando dice que es en el urbanismo donde la administración debe intervenir para conseguir la igualdad entre todos los ciudadanos, para hacerles felices... para darles accesibilidad y seguridad. "Todo ello", repetía, "toda mi actuación en Bogotá fue motivada por un gran respeto por la dignidad humana". Impresionantes palabras, cuando y como en su caso van acompañadas de acciones eficaces.
Los fines de semana se convierte el centro de Bogotá en una ciudad peatonal donde millón y medio de ciudadanos, mayores, jóvenes y niños se reúnen y se sienten más humanos, más felices, más solidarios. "Hasta los guerrilleros de las FARC y los narcos", decía bromeando, "salen a la calle con sus niños y se olvidan de su 'oficio' hasta el lunes".
Y para conseguir todo esto, además de construir paseos y equipamientos, ha encontrado una fórmula mágica: eliminar el automóvil privado de las zonas colectivas urbanas. El automóvil privado es el gran enemigo de la ciudad, el gran generador de desigualdades. "Hemos luchado 2.000 años para abolir la esclavitud y conseguir la igualdad de todos y en los últimos cincuenta años hemos destruido esa igualdad. Hemos creado gran distancia entre ricos y pobres, privilegiados y oprimidos. A esta distanciación ha contribuido mucho el automóvil."
Entonces, señora concejala, vaya al fondo del asunto y esparza la filosofía que debe predominar en el nuevo cambio. Modificación que ha de ir de la mano de una transformación unida a la desviación del tren convencional de su trayecto actual. Y hágalo con valentía, sin miedo a la crítica, constatando que la modernización está limpia de mangoneos (¿o no lo está?; esto sería peor, y, de todas formas, ya los descubriremos cuando nos interese, porque la política y la investigación social está para esto precisamente).
Aunque seguiremos los acontecimientos, hoy nos basta recordar de nuevo a Jaime López de Asiaín, que traspaso a la concejala para que ratifique sus argumentos, a la vista de que carece de ellos y no sabe convencer:
Si la ciudad se hace peatonal para todos no importa que se gane más o menos, tener más o menos cosas. Lo importante es la calidad de vida, no el "nivel de vida".
Otra idea, de las tantas que salían a borbotones en su charla (de Peñalosa): "hagamos la ciudad para los niños, para los ciudadanos del futuro, educándoles a compartir las cosas y a cuidar del patrimonio común que ellos luego legarán a su vez a sus hijos".
"Para que este transporte funcione bien hace falta una ciudad densa, bien articulada y los terrenos de expansión deben ser públicos para evitar la especulación."
Y, finalmente, ante la pregunta sobre qué hacer con los coches, siempre necesarios y convenientes para viajar y usarlos fuera de la ciudad, volvió a sorprendernos con una respuesta que coincide prácticamente con la que nos dió hace unos días aquí Alfonso Sevilla, el presentador del proyecto del barrio de Kronsberg que se construyó modélicamente con motivo de la EXPO de Hanover el año 2000: en vez de tener automóvil privado para grandes viajes, con enormes gastos de mantenimiento, seguro, averías y envejecimiento, alquilar un coche último modelo y perfectamente a punto cada vez que se necesita. En el barrio de Kronsberg se han previsto tan sólo 0'8 plazas de aparcamiento interior por vivienda, creándose un parque de estacionamiento y alquiler de vehículos complementarios. El resultado es asombroso, económica y prácticamente para el usuario.
Tras un período de alcalde mayor de Bogotá, cargo en el que no existe la reelegibilidad, está contratado Peñalosa por la Universidad de Nueva York como investigador de gestión urbana y, sin duda, profundizará y encontrará nuevos modos, sistemas y fórmulas para construir una ciudad mejor, pero lo que verdaderamente importa son sus ideas principales: igualdad para todos los ciudadanos, la ciudad para los niños, hacer felices a los ciudadanos, alta calidad de vida urbana, diseño cuidado y buen mantenimiento del espacio urbano, disfrutar y compartir la calle; bibliotecas, deporte, guarderías, música, teatro, cine; solidaridad, seguridad, accesibilidad, alejamiento de los automóviles privados, transporte colectivo de alta calidad técnica, carriles bici, paseos peatonales... pero todo ello iluminado y definido por un gran respeto por la dignidad humana del ciudadano.
Como en Cuenca se va cerro abajo y con el pie cambiado, lo mismo que han contratado a un arquitecto de fama, hábil machamartillo de grandes obras de altísimos presupuestos financieros, ¿por qué no contrata señor Cenzano al ilustre Peñalosa, magnífico e inigualable gestor público, dotado del talento social que carecen tanto su equipo de gobierno como los maestros de obras nutrientes del mismo? Tampoco son caros, y además puede disponer de ellos inmediatamente, por supuesto, los servicios del Colegio Oficial de Politólogos y Sociólogos de Castilla-La Mancha, que lo tiene también cerca… para enderezar esa torcida teleología de su urbanismo.
Aires de La Parra
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