La semana pasada se presentó en el Congreso el Barómetro Autonómico del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de diciembre de 2005. Después de leer los resultados de este «top ten» ( o gente diez) de la política nacional, la única conclusión clara que han podido sacar muchos es que no se tiene la más remota idea de qué es lo que los españoles valoran a la hora de puntuar a sus representantes. En un plano especializado, no es que a nuestros aires le contraríen los ganadores o perdedores de este informe, el motivo radica en que no terminan de divisarse los denominadores comunes que sitúen a unos y otros a la cabeza o a la cola de la clasificación. Veamos algunos pormenores que, inmediatamente, nos encaminan a la densa problemática de la interpretación de encuestas y la manipulación informativa. Y, por descontado, con estos dos últimos factores los Aires de La Parra nunca han comulgado.
En primer lugar y a años luz del resto, figura el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas (PP), valorado por el 85 por ciento de sus ciudadanos. Le sigue un «clásico» en estos menesteres, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra (PSOE), cuya gestión cuenta con el apoyo del 56 por ciento de los extremeños. Y en tercer lugar, otro socialista, el castellano-manchego José María Barreda, que llega al 51 por ciento. Sin embargo, alrededor del 25% de los castellano-manchegos no le identifican como su presidente. Su nivel de conocimiento es del 71% entre sus ciudadanos.
Llama la atención que sea un auténtico «desconocido» el que ocupe la primera posición. Y, como ha dicho la periodista Lucía Dorronsoro, la calificación de «desconocido» se hace con todo el respeto, porque dudamos que haya muchos españoles capaces de situar por el nombre a Vivas, luego no digamos ya de ponerle la cara. Lo de Ibarra y Barreda es otro cantar, los dos son “muy de patio de vecinos”, de comerse lo que haga falta y más por un puñado de votos. Al menos a ellos el adjetivo de populistas les ha valido para ocupar un puesto de honor en este desconcertante barómetro.
La gestión del Gobierno de Castilla-La Mancha ha obtenido la mejor calificación ciudadana en comparación con el resto de los Ejecutivos autonómicos, con un 46,2% que la considera buena o muy buena. La gestión del Gobierno Barreda es considerada mala o muy mala por el 8% y regular por el 40,4% de los ciudadanos.
Respecto a los problemas que más preocupan a los residentes en Castilla-La Mancha, el 45,9% sitúa el paro en primer lugar, seguido de la necesidad de vivienda con un 21,2%, la inmigración (15%), la inseguridad ciudadana (13%), la sequía y escasez de agua (10%) y la sanidad (10%).Un 38% ven buena la situación política de la región, un 37% que es regular y el 9 la ve mala.
Al día siguiente hemos leído varios periódicos, oído determinadas emisoras de radio y visto alguna televisión local/regional y automáticamente observamos que, dependiendo de su sensibilidad y fidelidad política, destacaban en titulares aspectos parciales de la Encuesta (Barómetro) que daban lugar a visiones también parciales. Hasta aquí todo normal. Los medios nos tienen acostumbrados a esta forma de comportarse. Si uno quiere tener versiones más completas de los hechos tiene que ir a las fuentes, si puede. Ya se sabe que todas las encuestas admiten muchos ángulos de interpretación, porque al ofrecer múltiples datos permiten que cada cual se quede con los que le interesan para sus fines. Además, ha de partirse de una premisa axiomática: Si bien los resultados de las encuestas pueden reflejar exactamente lo que los encuestados respondieron, muchas veces las preguntas están diseñadas para 'inclinar' al encuestado a responder de cierta manera.
Hay que distinguir entre los resultados de la encuesta y la interpretación que se hace de los resultados. Los resultados indican, dependiendo del rigor metodológico con que se haya hecho la encuesta, la opinión de la gente sobre algún tema. En ese sentido, es importante considerar en forma clara las preguntas que se hacen. Por ejemplo, no es lo mismo ¿por quién votaría? que ¿quién cree que va a ganar?
De otro lado, la opinión pública es esencialmente voluble y manipulable. Sobre esta base viene funcionando la democracia de los últimos cincuenta años y, por esto mismo, se convierte implícitamente en un mecanismo de dominación y deja de ser un factor de liberación popular. Sin embargo, la política se debe guiar por las convicciones; es la gente con convicciones la que, en definitiva, moldea la opinión pública. Y esto necesita siempre de la existencia de un diagnóstico sobre la situación de la cultura política de un país o de una región determinada. De entrada, lleva consigo la necesidad de precisar el máximo de elementos vinculados de manera orgánica con los procesos electorales de la zona analizada.
Aunque evidentemente el campo problemático de la cultura política excede con mucho al conjunto de preferencias, intenciones, valoraciones y orientaciones ciudadanas respecto de las cuestiones electorales, lo cierto es que en la actual coyuntura castellano-manchega se nos aparece –mientras el PP de esta autonomía sigue en la inopia, y ni cambia de dirigentes ni de estrategia- como una necesidad impostergable la indagación sobre los vínculos y el tipo de determinación entre cultura política y problemática electoral. Por supuesto, no va a ser el director de este blog el que les resuelva gratuitamente los métodos para derrotar y, de paso, transformar las inercias de un cambio económico, social y político en Castilla-La Mancha, que pasan por la capitulación del PSOE con “estilo bono” en esta Comunidad autónoma, si quiere de veras ésta meterse en el desarrollo efectivo del siglo XXI. La normalización democrática de nuestra región pasa por el desalojo de la Administración y las instituciones públicas fundamentales de los sirvientes del partido socialista, ya que suponen un freno evidente para el cambio de valores y de expectativas en grupos significativos de ciudadanos, que cada día ven más ineludible la reforma de ciertos niveles jurídicos, político-institucionales, procedimentales, ideológicos y hasta morales.
Acabamos de dejar formulado el punto central de la mudanza política esperada en nuestra geografía, que, como puede adivinarse, arranca de una certera y precisa campaña de marketing político dirigida por un grupo de expertos que conozcan en profundidad esta zona y a sus gentes. Pero hoy ya no se trabaja gratis, y la prestación de los servicios consultores suele tener un precio, normalmente alto. Aquí daremos, como mucho, leves pinceladas.
¿Quiere el PP el tan deseado diagnóstico, con un informe preciso y una metodología de acción bien definida? Pues ya sabe donde habitamos los politólogos y sociólogos de alto caché. Simultáneamente habrá de cambiar de manera radical el conjunto de relaciones y su presentación con los medios de comunicación de masas castellano-manchegos, multiplicando por diez sus conferencias de prensa y sus procesos de organización y discursos. Sin olvidarse de caras nuevas y más simpáticas, mucho más guapas también que las de sus homólogos/as socialistas. Esto requiere una Planificación Comunitaria y Publicitaria que desinfle el “globo Barreda”, de insuficiente contenido en amplias áreas de gobierno.
Contar con una adecuada planificación le permitirá al Partido Popular trabajar de manera organizada y ordenada, pudiendo de esta manera seleccionar las mejores alternativas con respecto a la selección de los distintos medios de comunicación y el establecimiento de los cursos de acción más apropiados.
Para poder llevar a cabo el plan trazado se deberá realizar un análisis de situación actual, donde se detectarán y analizarán las amenazas y oportunidades que se pueden presentar en la sociedad, como también las debilidades y fortalezas del candidato, entonces es posible explotar las fortalezas, resaltando aquellos puntos fuertes y convirtiendo sus debilidades o aspectos negativos en virtudes. En definitiva, el PP precisa con toda celeridad tener a su disposición un DAFO, método en el que nuestro editor –otra vez- vuelve ser un alto especialista, como profesor de postgrado que es de esa materia en la Universidad Carlos III de Madrid.
Aires de La Parra
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