Observen las dos fotografías de al lado. ¿Cuál muestra mayor agresividad? La más cercana a estas líneas, ¿verdad? Pues son, ¡otra vez!, los socios del gobierno ZP, los republicanos de la Esquerra catalana. Paulatinamente van sacando a la luz sus caracteres y dejan entrever que son unos ignorantes de cualquier valor por el que asome el signo de la tolerancia. Muy dados al arte dramático, la gente de ERC desconoce a menudo las esencias cívicas de la política. Este es el motivo de pedirles más tolerancia. Tolerar es mucho más que dejar hacer para que no nos molesten. Es el respeto activo que posibilita la convivencia y el descubrimiento de nuevos horizontes. ¿Y por qué tolerar? Porque nadie tiene el punto de vista absoluto. Todas las perspectivas son parciales y limitadas. Y lo son tanto la forma de gobierno monárquica, como la republicana, que, en Ciencia Política, no pasan de eso: de un simple régimen político; que será mejor o peor conforme lo hagan sus propios gobernantes y gobernados.
Las Juventudes de ERC -partido independentista que apoya al Gobierno Zapatero y que comparte con el PSC de Maragall la Generalitat de Cataluña- han publicado un anuario en su página Web en el que se recogen homenajes a terroristas de Terra Lliure, así como sus manifestaciones de apoyo a las organizaciones pro-etarras Jarrai, Segi y Haika.
El pasado martes, además de festejar el 6 de Diciembre, convocando a los jóvenes catalanes a arrancar páginas de la Constitución española, las Juventudes de Esquerra celebraron una manifestación "independentista" para reivindicar "el derecho de Cataluña a decidir su futuro". Durante la marcha, en la que participaron unas 800 personas, profirieron gritos como "Losantos, fascista, tú eres el terrorista"; "Rajoy, cabrón, somos una nación"; "Viva Terra Lliure"; "Borbones tiburones", y "Con esta bandera (la española), haremos una hoguera".
Sobre esa manifestación contra la Constitución, el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, ha dicho en Antena 3 que resulta "innecesaria" en un partido que gobierna en Cataluña y en un grupo parlamentario que apoya al Ejecutivo central. Según el ministro Sevilla, que haya 500 personas en España que se manifiestan haciendo lo que hicieron los jóvenes de ERC "tampoco merece toda la atención que se le está prestando". Es probable, pero tiene que admitir que es su propio gobierno quien se la presta. De hecho, José Montilla, ministro de Industria, interpretó en TVE las declaraciones que realizó el presidente Zapatero, en las que reconocía que hay cosas de ERC que no le gustan "nada", como "una advertencia":
"Nosotros, como muy bien dijo el presidente del Gobierno, con Esquerra Republicana compartimos aquellas cosas que votamos juntos, por supuesto todas las demás no las compartimos. Somos formaciones políticas diferentes con objetivos muy diferentes. Otra cosa es que tengamos cosas en común, que son aquellas que votamos conjuntamente pero este Gobierno no es un Gobierno de coalición, es un gobierno que tiene apoyos parlamentarios".
En estos apoyos es donde los Aires de La Parra se permiten aconsejar al gobierno de ZP una reflexión sobre los valores políticos y sociales que determinan su quehacer, ya que tienen un coste que nos afecta a todos los ciudadanos al marcar el norte de sus actuaciones. ¿Acaso lo han olvidado? Pues conviene que no, ya que los valores se nos presentan como pautas de la acción y el ejercicio público; más aún, son una guía de cualquier comportamiento. Representan aquello por lo que merece la pena luchar y que, si no somos personas indiferentes, apáticos o débiles, haremos todo cuanto podamos para conseguirlos.
Como las brújulas, los valores marcan el norte, un norte que ejerce en nosotros cierto magnetismo y que, a la vez, nos muestra un camino valioso. Y como las brújulas, los valores son bipolares, tienen dos vertientes o polos: un polo positivo y un polo negativo. El polo positivo es propiamente el valor; el polo negativo es un antivalor o un disvalor: un mal, una injusticia que conviene evitar.
Afortunadamente, los humanos estamos equipados con herramientas que nos permiten valorar los valores, afinar nuestra brújula. Nuestra racionalidad, nuestra capacidad crítica nos facilita reconocer que hay unos valores preferenciales, unos valores más universales, unos valores más fundamentados. Podemos captar que hay cosas importantes a las cuales no debemos renunciar y cosas triviales la carencia de las cuales no nos tiene que desasosegar. Por otro lado, a menudo los afanes de independencia y de libertad entran en conflicto con la necesidad de protección y seguridad. Un joven estudiante puede vivir el conflicto de elegir entre un par de horas de formativo trabajo intelectual y un agradable encuentro con los amigos; en todos estos conflictos de valores o de preferencias sólo nuestra brújula nos mostrará el mejor camino en seguir. Entonces, hay que pedir al actual gobierno de España que oriente mejor su brújula, dejando aparcado en el polo negativo a todo cuanto huela a ERC.
Aires de La Parra
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