En un esbozo pedagógico que publiqué en La Vanguardia de Cuenca (“Cuenca está obligada a elegir al mejor líder político, junto a unos colaboradores óptimos”, 24/05/2019), se advertía que no se puede votar al cielo ni al aire. En democracia es preciso saber en todo instante que existe un estilo de liderazgo participativo, que se caracteriza porque el líder busca la participación de su equipo y el consenso en la toma de decisiones. Para este líder su equipo es lo primero. Conoce el valor del talento humano y las ventajas de trabajar en un clima participativo, donde todos se sientan escuchados, reconocidos y valorados. Este tipo de líder invita a cada uno de los miembros de su equipo para que ofrezca su opinión, agradeciendo y premiando las intervenciones, especialmente aquellas que ofrecen soluciones innovadoras y creativas. Nada de todo eso ha demostrado el endeble alcalde Dolz, acompañado de un desacreditado equipo municipal de gobierno.
Una de las actividades en las que más se nota este pobre crédito es justamente en el ámbito turístico. Parece mentira, pero es una realidad como un templo. Se ha desaprovechado un tiempo irreemplazable, que ha acabado con el desconcertante e inficionado proyecto ese del Toro Verde.
El 22 de septiembre de 2020 la Sociedad Mercantil Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas, S. A. M. P. (SEGITTUR) entregó a Cuenca la hoja de ruta para su conversión en Destino Turístico Inteligente. El documento fue elaborado por esa Sociedad tras llevar a cabo un informe diagnóstico y analizar qué medidas debía poner en marcha la ciudad en los ejes de gobernanza, innovación, tecnología, accesibilidad y sostenibilidad.
De los cinco ejes analizados, la sostenibilidad es dónde la ciudad obtiene mejores resultados, fruto de la apuesta de Cuenca por salvaguardar su patrimonio, tanto natural como cultural y del apoyo a la sostenibilidad social y económica de la ciudad. Respecto a la gobernanza, la innovación y la tecnología, el destino cuenta con instrumentos eficaces como el Plan Estratégico Smart City, la EDUSI horizontal 2023 y el fomento de iniciativas de economía circular. El ámbito de la accesibilidad es donde el informe señala que hay mayor margen de actuación.
Cuenca fue la primera Ciudad Patrimonio de la Humanidad que comenzó a trabajar en el proceso de conversión para ser destino turístico inteligente. El presidente de SEGITTUR destacaba entonces que “la conversión de Cuenca en destino turístico inteligente supone la revalorización del destino, contribuyendo a mejorar la competitividad y el impulso a un desarrollo sostenible, la experiencia del turista y la calidad de vida del residente”. Una etiqueta que las acciones oficiales posteriores han embarrado o, peor incluso, han frenado de medio a medio.
Parece mentira que hayan llegado a resbalar de manera tan poco subrepticia. La culpa es de Dolz, Isidoro y..., cómo no, el dúo de la tapa y el vino -Page y Mtz. Guijarro- y todos los miembros de esa orquesta. En esta última agrupación "musical", que está ahogada dentro de la laguna de la persuasión, se hallan los medios de comunicación regionales y provinciales castellano-manchegos, con la excepción de los escasos que cabe catalogar como independientes y se cuentan con los pocos dedos de una mano.
Tienen todos que aprender que la comunicación política desempeña un doble papel de persuasión: son simultáneamente auditorio y comunicadores. Son receptores de lo que comunican los candidatos y sus consultores, quienes intentan influir al máximo sobre la forma en que aparecen en prensa, radio, televisión o en las redes digitales. Y son comunicadores que dependen en último término del mismo público que los políticos, es decir, de la ciudadanía, no como votantes sino como lectores, oyentes o espectadores.
Ahora bien, Bono, con raíces democráticas oscilantes y mal tasadas, impulsó fórmulas de transmisión en las que sus continuadores han seguido anclados, sin aprender que eso es una brecha que asigna una función equivocada a la prensa y al ejercicio diario de su labor. La epistemología democrática atribuye a los periodistas tres funciones básicas: actuar como "perro guardián" (watchdog), servir como foro de ideas y proporcionar información. Con nada de esto han cumplido los periodistas conquenses a la hora de describir objetivamente la instalación esa del Toro Verde, que esconde muchas incógnitas y genera amplios recelos.
El primero y principal lo hallamos en la comunicación presentada por Rosa M. Rizo Zapata en el IV Congreso Ciudades Inteligentes, Smart city Cuenca: importancia y necesidad de integrar patrimonio cultural y turismo sostenible. Refiere en este trabajo dicha Graduada en Turismo (Patrimonio y cultura) por la Universitat Oberta de Catalunya, que proteger el patrimonio de la ciudad a partir de gestión inteligente supone tener en cuenta la realidad social de su Casco Antiguo, trabajar el espacio como nudo conector de personas y emociones para lograr un turismo más experiencial con los recursos culturales patrimoniales y naturales de que dispone, poco explotados y con alta dosis de autenticidad donde, a partir de la creación de espacios tecnológicos y de la mejora en la conservación, se creen experiencias para el visitante y el local. El turismo cultural y la interpretación del patrimonio cultural pasan por conservar la diversidad de la cultura autóctona integrando su dimensión cultural, a menudo con escasa presencia, y el turismo en el ámbito de desarrollo de ciudad inteligente. Nada de esto acontece con el errado proyecto ese del `Toro Verde´, más y más criticado conforme pasan los días y va viéndose qué es, dónde para y lo que pretende.
Podemos definir una Smart City como aquel territorio que aplica las tecnologías de la información y comunicación para proveerlo de infraestructuras que garanticen su desarrollo sostenible, mayor calidad de vida de sus ciudadanos, más eficacia de sus recursos naturales y materiales y participación ciudadana activa. Así, el proyecto que se quiere poner en marcha a partir del trabajo y la gestión inteligente y coordinada de las entidades públicas, privadas y empresas consiste en implantar una plataforma online en el casco antiguo de la ciudad, intramuros donde la cultura vinculada con el turismo tenga una presencia fundamental dada su influencia en un entorno de ciudad inteligente y que incluya la gestión de servicios de ciudad inteligente, de las infraestructuras de esta parte de la ciudad, la plataforma open data y las aplicaciones enfocadas a los usuarios. Proteger el patrimonio de Cuenca supone tener en cuenta la base económica y la realidad social del Casco Antiguo y su entorno. Muy descuidados por Ayuntamiento, Diputación y Junta de Comunidades, que pasivamente los suben al vehículo de la demora (ineficacia total) y la haraganería.
El fin último del turismo cultural y la interpretación del patrimonio cultural pasa por la conservación y la sostenibilidad del patrimonio y la diversidad de la cultura autóctona, incluida su recuperación cuando ésta sea necesaria. Es y debe ser fuente de progreso y generación de riqueza económica; luego, por ende, realizar una adecuada gestión de los recursos en armonía con las NTIC facilitará una óptima estrategia turística capaz de beneficiar a la ciudad de Cuenca.
Por tanto, como aclara Rosa M. Rizo, el principal objetivo de un proyecto de esta naturaleza es hacer notar la importancia y necesidad de integrar la dimensión cultural representada por el patrimonio y el turismo en el ámbito de desarrollo de ciudad inteligente en la que se quiere convertir la ciudad de Cuenca para que la evolución sea integral y positiva a largo plazo. La principal justificación está en la frecuente y repetida ausencia, o escasa presencia, de la dimensión cultural en la mayoría de los proyectos emprendidos en el marco de ciudad inteligente. Cobra así importancia el poder reflexionar alrededor de la importancia de la cultura, lo mismo en cuanto fin como medio, para un desarrollo integral y responsable con la identidad del municipio. Un gran bosque que se pierde entre los cristales del ridículo "Acero" junto al Júcar y la Sierra de Bascuñana, y con esto no solidifica los cimientos operativos demandados por la monitorización con redes de sensores y simulación (estudios microclimáticos, de confort y energéticos) y conservación preventiva del patrimonio con técnicas no invasivas. Algo sencillo y corregible, que se explica con detenimiento en los ocho capítulos del libro Enigmas del porvenir de Cuenca (ver aquí).