
La regeneración de la democracia tiene que pasar, inevitablemente, por otrogar al Congreso el papel que le corresponde en nuestro sistema político. Si en la carrera de San Jerónimo está el nexo entre los españoles y los políticos, es imprescindible que se preciba como tal. Reformar adecuadamente el reglamento del Congreso sería una gran victoria contra la desafección ciudadana, tan peligrosa para la democracia.Unión Progreso y Democracia ha llevado a la comisión que debate la reforma 32 puntos para mejorar la transparencia, la eficacia y la capacidad de la cámara para controlar al Gobierno, además de abrirla a una mayor implicación de los españoles.
En este último sentido, UPyD propone, entre otras medidas, un mayor protagonismo de la comisión de peticiones, obligando al Congreso a informar a los ciudadanos peticionarios sobre el resultado de sus gestiones. Otras reformas contempladas para aumentar el poder de los ciudadanos pasan por establecer que las Iniciativas Legislativas Populares puedan recabar firmas por vía electrónica, o permitir que los españoles puedan proponer asuntos para el debate parlamentario y dirigir preguntas al Gobierno. Precisamente, UPyD ha establecido ya un mecanismo para que esto sea posible, tramitando el grupo las preguntas que le hagan llegar los ciudadanos.
En cuanto a la transparencia, UPyD fue el primer partido que comenzó a publicar las nóminas de sus diputados, pero cuando pidió que esta práctica se extendiera a todos los representantes, chocó con la voluntad de Jesús Posada, presidente del Congreso. Además, UPyD publica la agenda de reuniones de su grupo parlamentario, por lo que pide que esta medida sea obligatoria para todos. También propone que se regulen los lobbies, que se cree un canal de TDT para la restransmisión de la actividad del Congreso y que se publique información relevante como las decisiones de la Mesa, lo que vota cada diputado o la actividad externa e interna de las diversas comisiones.
Para lograr una mayor eficacia, UPyD pide que se controle la asistencia de los diputados a las sesiones del Congreso. Las imágenes de un pleno vacío transimten una imagen de desinterés que hay que combatir, por lo que la ausencia injustificada debería recibir algún tipo de sanción cuando se produce con frecuencia. Facilitar un debate más fluido mediante el uso de la palabra, agilizar las votaciones en urna, o eliminar las Proposiciones No de Ley sustituyéndolas por otro tipo de iniciativas, son medidas que también contribuirían a que el Congreso fuera más eficaz en sus funciones.
Por último, aparte de su función legislativa, el Parlamento es la única institución del Estado con capacidad para controlar la acción del Gobierno de forma cotidiana. En esta legislatura estamos asistiendo a numerososas artimañas para burlar esta labor fiscalizadora. UPyD entiende que cuando los diputados exigen cuentas al Ejecutivo son los ciudadanos quienes lo hacen por delegación. Por eso propone, por ejemplo, que un grupo pueda interpelar al presidente del Gobierno, que la fijación del debate sobre el estado de la nación no sea arbitraria, que se pueda castigar a quien mienta a una comisión, que se evalúe el grado de cumplimiento por el Gobierno de los mandatos del Parlamento o que se puedan plantear a los ministros preguntas cuyo contenido no conocen previamente.
Con todas estas medidas el Congreso de los Diputados cumpliría mejor las funciones esenciales que le reserva la Constitución. Y, como suele decir Rosa Díez, esto es exactamente regenerar la democracia: lograr que las instituciones cumplan adecuadamente con el papel que les corresonde.