Mal que les pese, los comisionados y mandatarios del PP castellano-manchego (esos que no tardan ni cinco minutos en afirmar que “gracias al Gobierno de Cospedal” se ha conseguido cualquier repunte o mejora en la intervención pública de esta Comunidad autónoma) han ocultado cuanto han podido que “su” presidenta –Doña María Dolores- fue nominada al I Premio Nacional “Corazón de Piedra”. Un inspirado galardón, pergeñado por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que vino a reconocer al fin "la trayectoria y actuaciones más destacadas por su falta de sensibilidad en materia social y su desprecio hacia las personas más necesitadas" durante el último año en España. Junto a ella estuvieron Ana Mato, Luisa Fernanda Rudi y Rafael Hernando, todos alzados en la cúpula del Partido Popular con diversas funciones.
Se trató de una iniciativa de la citada Asociación (AEDGS, creada en 1994, aglutina a más de doscientos profesionales repartidos por todo el país, entre psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos, educadores y abogados, con experiencia contrastada en la gestión de viviendas tuteladas, centros de personas mayores, de acogida a inmigrantes, de atención a personas con discapacidad…), quienes, tras casi dos décadas otorgando su Premio anual a instituciones, personas y medios de comunicación comprometidos con la labor social (comprometidos a favor), se han visto moralmente empujados a hacer justicia también con un sector flagrantemente ninguneado en este tipo de eventos: el de aquellos que ponen toda su fe, desvelos y energías en "desmantelar" el sistema de asistencia pública español. "Es necesario –argumentan en el anuncio de su web– que se reconozca a las personas que muestren mayor insensibilidad y cuyas opiniones o actuaciones produzcan más desamparo y sufrimiento a las personas y familias, especialmente en situaciones tan graves como las que estamos viviendo".
Cospedal, que ya fue la candidata más votada del I Premio "Gente sin Alma" que había instaurado la Plataforma por la Defensa de la Ley de Dependencia, fue designada por su obsesión por desmontar políticas sociales, con especial dedicación a aquellas dirigidas a los sectores más vulnerables (personas en situación de dependencia, familias con graves necesidades...). Por ser la mejor exponente de la demolición de la Acción Social en una Comunidad Autónoma, y por hacerlo desde la arrogancia y la soberbia de quien no tiene dificultad alguna para cobrar un buen sueldo (o unos buenos sueldos). Por querer que la sociedad castellano-manchega vuelva a tener que recibir por compasión lo que en un Estado Social y Democrático son y deben ser derechos subjetivos. Por su dedicación y eficacia en demoler las estructuras de servicios sociales que se han ido construyendo a lo largo de tres décadas en esa Comunidad. Por eso y por mucho más, “el Gobierno de Castilla-La Mancha y al frente del mismo, su Presidenta, María Dolores de Cospedal, han dado muestras más que suficientes de insensibilidad y falta de valores humanos, para merecer sobradamente el premio Corazón de Piedra 2013”.
Finalmente, el 25 de octubre de 2013 se otorgó este premio a Ana Mato, la Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Concesión más que meritoria al asentarse en una perspectiva neoliberal y conservadora, evidentemente, donde todas las actuaciones de una Ministra de Servicios Sociales se han limitado a “recortar, destruir y demoler políticas sociales, sin un solo impulso o sin ni si quiera una innovación. Sencillamente, no hay precedente alguno, no ha habido, y ojalá que no haya jamás, Ministro alguno con tal bagaje. Ella sola, en menos de dos años, se ha cargado las políticas sociales más básicas (el Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales en Entidades Locales); está a punto de lograr, golpe a golpe, la demolición del Sistema de Atención a la Dependencia con recortes tan acusados y de una crueldad inaudita, como retrasar dos años la atención a una persona en situación de dependencia la que se le reconozca el derecho a recibirla. Y por si fuera poco, va a permitir sin mover un dedo, que la Reforma de Régimen Local que ha propuesto el Gobierno del que forma parte, se cargue la mayor parte de los servicios sociales municipales, tan necesarios en momentos como los actuales, y que constituyen el último recursos para cientos de miles de personas y familias”.
Cospedal tan solo le fue a la zaga a su compañera. Pero es obvio que no ha pasado del ámbito gestor de Castilla-La Mancha, y, como corearon los votos obtenidos en el citado premio por esta señora –nunca presidenta de todos los castellanomanchegos-, la siniestra realidad de su política asistencial (¡cuántos profesionales se han preguntado si debió poner al frente de la Consejería responsable a quien la ocupa!, y es que ¿acaso no debería haberse ido muchos meses atrás?) ha cooperado firmemente a la derogación "silenciosa" de la Ley de Dependencia, un punto clave revelado por José Manuel Ramírez, presidente de la AEDGS. Supone una amputación administrativa esencial del austericidio pepero, que está causando ya un atormentado mal a miles de personas: "La dependencia se muere por inanición con el decreto-ley de julio del año pasado", asegura Ramírez. "Se trata de un cambio de modelo global, de eliminar un sistema de seguridad y servicios sociales y derivar a la beneficencia a la gente que no pueda permitirse un seguro privado". Algo que acabará provocando, calculan, que "más de dos millones y medio de usuarios" dejen de recibir estos servicios.
Según los datos hechos públicos a comienzos de octubre por la Asociación señalada, entre agosto y septiembre pasados se observaron "150 beneficiarios menos cada día en el Sistema de Dependencia". "Cada diez minutos se deja de atender a un beneficiario de la Ley y cada media hora se despide a una trabajadora del Sistema", aseguran, acusando asimismo al Gobierno de "mentir pretendiendo haber reducido la lista de espera, jugando con los datos y ocultando las restricciones de acceso y el abandono a las personas", algo que consideran "sencillamente vergonzoso". Una mecánica en la que se halla inmersa Cospedal y su gente, por la serie de medidas adoptadas que están teniendo como resultado inequívoco la trágica desatención a las personas en situación de dependencia y a sus familias. Algo que, como ha recalcado el propio Ramírez, “es inadmisible, insultante y cruel al revestirse de eufemismos como mejora o sostenibilidad lo que no es más que la destrucción planificada del sistema".
Frente a lo dicho por Rajoy y Cospedal en sus respectivos niveles competenciales, disconforme con los balances idílicos que han realizado sobre su gestión en el último año, lo único cierto es que éste ha traído más paro, más desigualdad y más recortes sociales, de derechos y de libertades. Sin embargo, Cospedal ha hecho un balance de la gestión política de 2013, tanto en los ámbitos nacional como regional, durante su intervención en la Junta Directiva del Partido Popular en Albacete, donde ha subrayado que su partido ha "garantizado" las pensiones frente a las "mentiras" del PSOE, que es "el único partido que las bajó".
La secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha ha pedido a los militantes "decir la verdad" (¡ya va siendo hora!) y explicar a los ciudadanos que "en 2014 vamos a crecer, vendrá la generación de empleo, entre todos lo vamos a hacer". A los demás partidos les ha pedido "unidad para fomentar este crecimiento económico, y consolidar las reformas que harán que este país tenga futuro, y podamos recobrar la esperanza". Cospedal ha apelado al "sentido común y la responsabilidad", en la comunidad autónoma y en el país, porque "los españoles merecen que trabajemos por aquello que de verdad es importante". En UPyD nos gustaría que cumpla verdaderamente la directiva del PP con ese sentido e incumbencia, y, con ello, podríamos enseñarles el formulario que en sus manos se convierten en mentiras y en las nuestras alcanzan pautas de estrategia política, regeneración democrática y progreso socioeconómico.
Así, remitimos al portavoz económico de UPyD en el Congreso, Álvaro Anchuelo, a la dirigente popular que ha subrayado medidas como la reforma del sistema de pensiones, afirmando que ha hecho que sea "un sistema sostenible y garantizado, con el que se consigue que "no nos lo vuelvan a quebrar como lo han quebrado en dos ocasiones". En cambio, el recorte tenebroso provocado a los pensionistas es una disminución injusta de su poder adquisitivo pese al aumento del 0,25 por ciento que experimentarán sus pensiones. "Si eso no es un recorte importante, que afecta a 12 millones de personas, que venga Dios y lo vea", ha resumido Anchuelo.
Ante los déficits de Gobierno de Cospedal y su gente, han de aprender estos que hay alternativas directas, que pasan por acometer de una vez la reforma efectiva (con los ceses de asesores, consejeros y directores generales incapaces e inoperantes) de las administraciones públicas de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, haciendo a estas más productivas y cooperantes con la necesaria reforma fiscal pendiente, e incrementando una mayor lucha contra el fraude.
La cosmética política de Cospedal, por el contrario, al desenvolverse en los déficits comentados de gestión, traen al ciudadano medio un mayor malestar y una peor calidad de vida, que vemos en numerosos indicadores sociales y económicos. Por ejemplo, los últimos datos oficiales del IMSERSO sobre la aplicación de la Ley de la Dependencia en España y en Castilla-La Mancha son muy elocuentes, y cabe lamentar que desde que María Dolores de Cospedal está al frente del Gobierno de esta Comunidad, 8.000 familias han perdido sus prestaciones. Esto significa que la tendencia de su Gobierno es a cargarse la Ley de Dependencia de forma acelerada, como lo prueba el que 1 de cada 5 dependientes de los que se beneficiaban de la Ley en la región antes de que llegara Cospedal, ahora han perdido ese derecho. Sobresaliendo también el indicador de los cuidadores en el entorno familiar de los dependientes, puesto que el 80 por ciento de ellos han sido ya expulsados del sistema. Olvidan la presidenta y los suyos a ese alto contingente de familiares que, de cualquier manera, van a tener que quedarse en casa cuidando a un gran dependiente, perdiendo no solo la aportación económica que recibían, sino la cotización a la seguridad social que el Estado hacía por ellos. Este es el resultado directo de su gestión de piedra, cuyo número de beneficiarios atendidos por la Ley se ha reducido cinco veces más de lo que lo hizo en el año 2012. De hecho, en lo que va de año, se ha dejado de atender a más de 2.000 familias castellano-manchegas o se han dejado de pagar prestaciones a 3.000 beneficiarios anteriores de la Dependencia. Mal muy mal, principalmente porque este constituye solo uno de los muchos indicadores de gestión que salpican a la que, primero, es secretaria general del PP, y, después, presidenta castellano-manchega; cuando, como demuestran los datos, debía ser al revés, dado que la gestión en esta Comunidad autónoma es incompleta, defectuosa e insuficiente.
Juan Andrés Buedo