
Desde el principio, UPyD dejó claro que su objetivo no es decidir quién gobierna tanto como decidir de qué manera se gobierna. El empeño de este joven partido (que ayer cumplió seis años) es que en España se lleven a cabo determinadas reformas que supondrían un cambio radical en nuestra democracia. Y así lo ha demostrado siempre que ha tenido ocasión. En Asturias sorprendió a todo el mundo al plantear unacuerdo de gobernabilidad basado en propuestas concretas y no en el reparto de cargos y prebendas. Una de las reformas clave era la de la ley electoral autonómica.
Durante un tiempo, todo fue bien. Se elaboró un dictamen tras escuchar a un gran número de expertos, un dictamen que fue aprobado por el parlamento asturiano. Pero cuando llega el momento de convertirlo en ley, el PSOE - partido que gobierna el Principado - comienza a utilizar la excusa del consenso, que es la trampa de los partidos viejos para no hacer lo que no quieren. De este modo, los socialistas pretenden ganar tres veces: una al lograr presidir la comunidad; otra apoyando un documento oficial que propone más democracia reformando la ley electoral; y la tercera convirtiéndose en los reyes del consenso, palabra cuyas propiedades mágicas analizó recientemente la diputada de UPyD Irene Lozano.
Quizás calculen que UPyD se va a arredrar. No va a ser así. Se firmó un pacto para garantizar la gobernabilidad de Asturias. Su posible ruptura y las consecuencias que de ella se deriven serán responsabilidad de quien lo incumpla. Si se desea cambiar la política española, si se desea enviar el mensaje de que los políticos son capaces de cumplir su palabra, es necesario que alguien predique con el ejemplo. ¿Consenso? Ya existe. La inmensa mayoría de los españoles desean leyes electorales más justas y democráticas.
Así lo explicó ayer mismo Martín de la Herrán - coordinador magenta en Andalucía - en el acto por el sexto aniversario de UPyD. También en el sur de España los ciudadanos desean masivamente que se cambien las normas electorales. También allí el gobierno depende de un partido minoritario que lo puso como condición para su apoyo. Pero ese partido, Izquierda Unida, acomodados sus líderes en las poltronas de la Junta de Andalucía, ha olvidado su compromiso, y cuando se les recuerda, dicen que lo prioritario es la economía.
Otra falsedad. Como explicó también ayer Rosa Díez, no es posible salir de la crisis económica si no se sale antes de la crisis política, si no se logra que funcionen las instituciones, si no se regenera la democracia. Cambiar la ley electoral también es luchar contra la crisis, y quien no entiende esto no está preparado para afrontar los retos a los que se enfrenta España. Por eso en Andalucía UPyD ha tenido que promover una Iniciativa Legislativa Popular, para que sean las firmas de los andaluces las que logren que se debata aquello de lo que los partidos tradicionales (incluida IU) no quieren oír hablar.
Han pasado seis años desde que se fundó UPyD. Lo valioso no es cumplir años, sino hacerlo cumpliendo la palabra dada.