(Publicado en República de las ideas-Reggio´s, aquí)
La tentación al eufemismo parece irresistible a los políticos con cargo. El gobierno que se ha ido utilizó un repertorio eufemístico para huir de la realidad, evitó la palabra crisis cuando estábamos en recesión y pretendió que la recuperación era inminente (los brotes verdes) cuando ningún dato permitía semejante conclusión. Pero eso es agua pasada.
El nuevo gobierno pretende estar presidido por el sentido común de un presidente que dice que le gusta llamar pan al pan y vino al vino y que insiste en que él quiere cumplir la ley, como que eso fuera noticia. Desde el sentido común el nuevo ministro de Economía dice que el actual trimestre la economía no va a crecer y utiliza el eufemismo del “crecimiento negativo” para evitar la palabra “recesión” que es la apropiada.
Luis de Guindos no es nuevo en esto de la crisis, ni se cae del guindo, ni se ha caracterizado por pretender hacerse el simpático, por eso llama la atención que recurra a los eufemismos desde el segundo minuto de su función ministerial. Estuvo acertado cuando reconoció que a su predecesora la tocó bailar con la más fea, pero parece que no asumido que el turno de baile es suyo y que sigue con la fea.
Que este trimestre viene con signo negativo en el PIB es una obviedad a estas alturas. Cuando los meses de octubre y noviembre concluyeron con 214.000 parados más apuntados en las oficinas de empleo (más los registrados en diciembre) y otros tantos cotizantes menos a la Seguridad Social, la economía no puede crecer. Además los demás indicadores avanzados confirman que los datos de empleo no incluyen anomalía. De manera que el último trimestre del año va a ser negativo en términos interanuales e intertrimestrales y que las posibilidades de que encadene con otro signo menos el primer trimestre del 2012 son altas, lo cual certifica estado de recesión.
Fueron negativos seis trimestres consecutivos entre el 2008 y el 2009, fue el corazón de la actual crisis, que parecía indicar una tendencia a la recuperación la pasada primavera. No ha ocurrido, han pasados otros siete trimestres de leve crecimiento, décimas, pero vuelven las cifras negativas que arruinan cualquier hipótesis de recuperación cercana.
El nuevo gobierno tiene manos libres, licencia, para formular un análisis realista, incluso duro; incluso debe hacerlo para que la sociedad entienda que la fase de ajustes está muy lejos de concluir. Al gobierno, y a la sociedad, les interesa asumir que estamos en una nueva recesión, y que eso significa retroceder, perder, empobrecerse, y que para invertir el proceso hay que asumir la realidad. Lo dijo Mariano Rajoy en la investidura, lo ha dicho el rey en su mensaje de fin de año. Por eso el eufemismo del “crecimiento negativo” que utilizó el ministro Guindos suena raro, chirría.
Como también suena raro que el nuevo ministro de Industria, que sabe muy poco de los problemas del ministerio, empiece diciendo que no va a subir la tarifa eléctrica y que ofrecerá alternativas al déficit tarifario. ¿No le vendrían bien unos días dedicados a escuchar, a estudiar, a entender, antes deslizarse a los eufemismos olvidando que el pan es pan, y el vino…vino, y la recesión, recesión, según la doctrina del realismo del nuevo presidente.
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