Martes, 20 de octubre.- Rosa Díez, diputada de Unión Progreso y Democracia, UPyD, justificó su decisión de pedir la devolución del proyecto de Presupuestos al Gobierno porque recortan las inversiones estratégicas e incrementan los gastos superfluos. A su juicio, los Presupuestos Generales del Estado, la ley más importante del año, son por segundo año consecutivo, unos Presupuestos diseñados para disimular la realidad y gobernar en su contra. “Ustedes se empecinan en los errores que señalamos desde esta misma tribuna el año pasado, manteniendo una política que ha convertido a España en la única economía de las quince más importantes del mundo que seguirá en recesión en 2010”. Y, sin embargo, señaló, lo más preocupante “es que muestran con toda nitidez la fotografía de un Estado residual, que avanza en su desmantelamiento, y configura un modelo de país insostenible desde el punto de vista de la cohesión, la competitividad y la igualdad de todos los españoles”.
La diputada subrayó que las previsiones de ingresos y gastos son una pura falsificación de la realidad y puso como ejemplo cómo en las cuentas del Ejecutivo se prevé que el PIB seguirá cayendo durante el 2010 un 0,3% mientras que los organismos internacionales y los analistas independientes cifran la caída en el 0,7% o cómo el Gobierno asume que se destruirán 303.000 empleos mientras Eurostat cifra el paro en España en 4.300.000, que es la tasa que el Gobierno estima para dentro de un año. “Dada la desvertebración de nuestro país, si estas cuentas fueran realistas apenas servirían para repartir los restos del naufragio. Ni siquiera nos queda ese consuelo: el barco se hunde con un capitán al que no se le ocurre otra estrategia que pasar la fregona por la cubierta”, afirmó.
Desenmascarada la falsificación de los datos macroeconómicos, Díez analizó la partida de gastos del Gobierno. Según la diputada, a pesar de la reiterada calificación de austeridad, los presupuestos incrementan los gastos superfluos y recortan las inversiones estratégicas. Así,el gasto, comparado con lo presupuestado en 2009, se incrementa en un 17,3%, por mucho que lo maquillen. Y, sin embargo, el Gobierno presume del incremento del gasto social, que sólo refleja la magnitud de la hecatombe social y económica que estamos sufriendo. “Esta partida, que representa alrededor del 3,8% del PIB, es consecuencia del fracaso de la política del Gobierno que ha convertido a España en el líder de Europa en destrucción de empleo. Esto no es política social, son gastos sociales que destinamos a paliar las consecuencias negativas del fracaso de su política económica. Pero, claro, no podemos olvidar que ustedes pasaron de prometer el pleno empleo a prometer la cobertura del desempleo, como si la protección del desempleo fuera un regalo de Zapatero y no un derecho de los trabajadores”, afirmó.
“El Gobierno se las ha arreglado para gastar lo poco que queda de la peor manera posible", censuró Díez, quien advirtió de que mientras afirman que van a promover un nuevo modelo económico basado en el conocimiento y la sostenibilidad, el Presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología se reduce en un -15%; mientras el Ministro de Educación proclama la necesidad de sacar a nuestro país del fracaso educativo con un gran pacto de Estado las CCAA siguen controlando el 95% del gasto educativo y, mientras proclaman que hemos de exportar más a nuestros vecinos para que nos saquen de la recesión, recortan el presupuesto del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) en un -17,8%”.
La diputada también llamó la atención sobre la necesidad de emprender reformas estructurales urgentes en el sector de la vivienda, aunque el gobierno no parece haberse enterado. “La cosa está así: los ciudadanos no compran pisos porque son caros y los bancos -que se han convertido en la primera inmobiliaria de España-, no los venden porque pierden dinero respecto al valor de las hipotecas. “Caminamos hacia la economía del conocimiento manteniendo las políticas más caducas, recortando todas las inversiones estratégicas e incrementando todos los gastos superfluos. Le reconozco que es de nota, Sra. Vicepresidenta”.
En esta situación, según Díez, el Gobierno no utiliza la política fiscal como un instrumento para intervenir en la economía de manera anticíclica. “Presumen de tomar medidas coyunturales y temporales que, a la vista del mercadeo y de la total ausencia de límites con los que se comporta el Ejecutivo y del Grupo Socialista, pueden terminar siendo, además, contradictorias”, apuntó.
A este respecto, afirmó, el gobierno bajó los impuestos durante los años de crecimiento, echando más leña al fuego de la burbuja especulativa y, ahora, en mitad de una grave recesión, se ven forzados a subirlos para pagar los pufos y tapar las vías de agua que ha abierto su política irresponsable e improvisada. “La subida impositiva es claramente regresiva. La subida del IVA reducido grava el consumo de las familias, afectando más a las más pobres, que consumen prácticamente todos sus ingresos. A eso le llaman ustedes gravar a ‘los más ricos’. ¿Utilizar el transporte público, salir a comer a un restaurante, comprase unas gafas, comer algo más que legumbres y verduras les parece a ustedes propio de ricos?”
Otra grave deficiencia de estos Presupuestos, apuntó Díez, es que ni se plantean reforzar la lucha contra el fraude. “Resulta vergonzoso que sean los propios Inspectores de Hacienda los que hayan tenido que proponer un plan antifraude que recaudaría 100.000 millones de euros, diez veces más que los cálculos más optimistas de la subida fiscal”.
Además, el nuevo modelo de financiación autonómica multiplica por diecisiete las posibilidades de fraude fiscal, como se deduce de las palabras del pronunciadas por el Director General de Tributos, Jesús Gascón, en el Congreso de Inspectores del Estado que afirmó que “el nuevo modelo (al que comparó con una especie de baobá, un árbol deforme, con muchas ramas de un lado para otro, sin orden ni concierto y sin tronco) obstruirá el control del IRPF”.
Otro síntoma del fracaso de la política del Gobierno está en la partida de pago de intereses por la deuda pública, que representa el 2,21 del PIB para el año 2010. Así, la diputada auguró que la avalancha de deuda a emitir para financiar el déficit va a mermar y encarecer el crédito disponible para empresas y familias y el superávit de la Seguridad Social -que compensaba el déficit de otras administraciones-, está a punto de desaparecer para no volver, dado el envejecimiento de la población y la incapacidad del Gobierno para tomar decisiones que garanticen su futuro. Los expertos calculan que cada español carga con una deuda de 87.000 euros por cabeza. “Para que usted me entienda: una familia como la suya, de cuatro miembros, tiene, gracias a la política que ustedes practican, una deuda de 348.000 euros: un tercio más (146.000 euros) que el patrimonio que usted declara haber acumulado a lo largo de su vida. Como siempre, ustedes rompen los platos y nosotros pagamos la vajilla; ustedes extienden el cheque -a cambio de ocho votos de los nacionalistas canarios y vascos- y nosotros, el conjunto de los españoles, pagamos la factura”.
Pero para Díez, “lo peor” del proyecto del Gobierno es que se trata de las cuentas públicas de un "Estado residual" en el que el Ejecutivo cada vez tiene menos instrumentos para intervenir en política económica. “La mayor parte del gasto son transferencias obligatorias en las que el Estado sólo hace de intermediario entre los ingresos públicos y los destinatarios últimos que son quienes gastan y deciden en qué lo hacen. Esto no ha ocurrido por obligación. El Estado ha quedado reducido a la impotencia por las cesiones de los grandes partidos (PSOE y PP) a unas muy reducidas minorías nacionalistas, cuyos votos necesitaban para poder mantenerse en el poder: seis votos nacionalistas vascos valen más para los socialistas que la igualdad de todos los españoles”.
Este proceso autodestructivo del Estado, iniciado hace décadas, ha sido llevado a sus últimos extremos bajo el mandato del Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero, que sigue en la dirección del desmantelamiento progresivo, pese al escaso camino que falta por recorrer. Sirva como ejemplo la Reforma de la Financiación Autonómica recientemente aprobada que concederá –en medio de una situación presupuestaria insostenible- 11 000 millones de euros adicionales a las Comunidades, que incrementa su participación en los impuestos y disminuye la mermada capacidad fiscal de la Administración del Estado.
Este sistema de financiación de las CCAA genera, además, un incentivo perverso, según Díez, ya que las partidas de inversiones para cumplir con los nuevos Estatutos: 670 por el catalán, 300 por el de Baleares y 150 por el de Castilla y León determinan unilateralmente cómo ha de usarse el dinero común. Por el contrario, el Fondo de Compensación Interterritorial, contemplado en la Constitución como instrumento para reducir las desigualdades regionales, se dota únicamente con 1 206 millones, un 9.46% menos que en 2009. “Queda claro que el Estado, como instrumento que garantice la igualdad de todos los españoles, ha dejado de interesar a la mayoría de esta Cámara”.
No somos los únicos que creemos que la dirección correcta es justamente la contraria a la que se sigue. Edward Presccott, Premio Nobel de Economía en 2004, declaró hace apenas quince días en Sevilla que Zapatero hace “todo lo contrario de lo que debiera hacer”. La única solución, afirmó, es la reforma estructural de la política española, reformar el llamado “Estado de las Autonomías” y elaborar un plan de sostenibilidad de las finanzas públicasque vincule a todas las administraciones, pues es imposible controlar el gasto público, el déficit o la deuda sin involucrar a las administraciones regionales, que es lo que está ocurriendo.
El actual modelo económico y político es insostenible ya que, valoró, en lo económico sólo puede durar mientras sea posible seguir endeudándose y, en lo político, está a punto de convertirse en inviable. “Aún tenemos la oportunidad de tomar la decisión de reformarlo. Es hora de que blindemos lo común y no, como hasta ahora, los privilegios o las prebendas”.
En resumen, finalizó, estos Presupuestos son una oportunidad perdida para hacer frente a la crisis. “Ni son austeros, ni reequilibran las cuentas públicas, confunden las medidas paliativas de las consecuencias de la crisis con las soluciones que afectan a sus causas y carecen de un proyecto global de política presupuestaria. Tampoco impulsa las reformas estructurales que necesita la economía española que no tienen por qué ser costosas, pero sí requieren una clara orientación política que brilla por su ausencia en unos presupuestos que no tienen otro objetivo que mantener al Gobierno en el poder. Por tanto, si estos Presupuestos se aprueban habremos dado un nuevo paso hacia el estado residual. Ustedes, los socialistas, habrán comprado los apoyos necesarios con el dinero de todos los españoles y a costa del interés general. Razón más que suficiente para que merezcan el rechazo más rotundo de Unión Progreso y Democracia”.