La palabra que mejor clasifica al dirigente del PSOE de Cuenca –y diputado nacional- Luis Carlos Sahuquillo es la de acimut, porque viene a ser un simple ángulo medido sobre el horizonte, “que forma el círculo vertical o de altura de un astro con el meridiano del lugar de observación”. Esto es lo mismo que decir que compone leves, ligerísimos e insignificantes, puntos de recónditas e incomprensibles opiniones dando profusos rodeos para decir lo que la “corriente oficial” de una decisión política pretende trasladar al pueblo (conquense, por supuesto, porque su “talla nacional” es tan corta que sólo “se le supone”, dado que no ha podido demostrarla jamás) porque la ha llevado a cabo su partido, tenga o no sentido, o pueda ser mejorada por resoluciones o providencias de mayor entidad que las socialistas –de las que cada día demuestran que son muy menguadas-.
Otro grado de acimut de este acortado representante político conquense nos la acaba de dar al emitir su opinión sobre la financiación autonómica proveída por el (des) gobierno Zapatero. Un nuevo modelo de financiación que agoniza nada más nacer. Paloma Cervilla lo ha dicho muy bien en “ABC Toledo”: “Le falta aire para poder desarrollarse, porque las comunidades gobernadas por el Partido Popular se han negado a darle el oxígeno que necesita. El mismo oxígeno que sí le ha dado ERC a Rodríguez Zapatero para que su Gobierno respire tranquilo en el Congreso de los Diputados, a cambio de 3.855 millones de euros”. ¡Qué barato! ¿Verdad, Sahuquillo?
A pesar de que sólo contó con el apoyo de las comunidades socialistas, Canarias y Ceuta, esta última por el millón de euros que ha logrado arrancar en el último momento, Elena Salgado se mostró especialmente satisfecha por la votación. La misma alegría que mostró el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, que reapareció en el escenario de la negociación compartiendo la rueda de prensa con la ministra de Economía. Chaves se limitó a destacar que el modelo tiene un alto contenido social y, a preguntas de los medios de comunicación, tuvo que hacer frente a las críticas por el alto nivel de recursos que estarán destinados a Cataluña. En este sentido, aseguró que esta comunidad autónoma «no se ha llevado ni más ni menos, simplemente lo que le corresponde». Para el vicepresidente tercero, es «lamentable» que quieran justificar «su desacuerdo con el sistema» recurriendo a los «agravios» entre las Comunidades autónomas.
El ejemplo más cercano de cuanto afirmo, y que debería hacerle pensar y recapacitar sobre las falsas verdades que pretende elaborar Sahuquillo, cuando se dirige sólo a los suyos porque “los otros” no le creemos, acaba de dárnoslo el Partido Popular de Castilla-La Mancha, que consideró hoy que el presidente regional, José María Barreda, “consumo ayer su gran traición, diciendo sí al Estatut catalán y no al Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha”, al aceptar el nuevo modelo de financiación, que, según el partido de la oposición, supone una pérdida de 365 millones de euros para la región.
Así lo constató en rueda de prensa el diputado regional y secretario general del Grupo Parlamentario Popular, Marcial Marín, que defendió que en base a lo recogido en la disposición adicional primera del nuevo texto de autonomía de la región, que aún no se ha aprobado, Castilla-La Mancha debería de percibir 864 millones de euros, y no 500 millones como finalmente va a obtener del Estado.
Por tanto, el diputado del PP aseveró que la cantidad que Castilla-La Mancha recibirá en este nuevo reparto de la financiación autonómica es “insuficiente”, pues según los cálculos de los 'populares', en base a la población, a su Producto Interior Bruto (PIB) y a su superficie , la región debería de percibir un 7,85 por ciento más de dinero del que va a recibir, tal y como se recoge en la nueva norma autonómica.
“Pero poco en serio nos tomarán a la hora de aprobar nuestro Estatuto de Autonomía, si Barreda es el primero que lo incumple”, apuntó Marín, que preguntado sobre si el escollo de la financiación junto con el del agua provocarán que finalmente las Cortes Generales devuelvan el texto al Parlamento regional.
Sobre este asunto, el parlamentario del Grupo Popular explicó que en caso de que el presidente regional aceptase la cantidad ofrecida, no se corregirá ese desfase en base a lo recogido en el Estatuto de Autonomía, que continúa en el Congreso de los Diputados, y lo que finalmente el Gobierno ha aprobado, “porque si Barreda acepta esta propuesta, invalida e incumple nuestro Estatuto de Autonomía, que es un texto inmaculado”, apostilló.
La mejor fórmula de poner en evidencia al cuadro desfigurado socialista lo voy a remarcar transcribiendo a continuación dos artículos: uno de J.M. Ruiz Soroa, publicado en elcorreo digital (aquí), y el otro el de Luis Carlos Sahuquillo, publicado en cuencanews (aquí). Saquen conclusiones, por favor.
Juan Andrés Buedo
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16.07.2009 -
J. M. RUIZ SOROA
Para el autor, el modelo de financiación autonómica se fundamenta en un principio perverso: «El Estado se endeudará sistemáticamente para que todas las comunidades autónomas puedan exhibir triunfantes su trozo de tarta». Un esquema que tendrá, en su opinión, graves consecuencias futuras
E l lector pensará, con toda seguridad, que el agrupamiento político de las personas en sociedad se produce sobre todo por motivos ideológicos, nacionales o religiosos y que, por tanto, las coaliciones más fuertes son las que oponen a los progresistas/conservadores, izquierdas/derechas, nacionalistas/ciudadanistas, católicos/laicistas, y así parecidamente. Craso error: la más fuerte de las coaliciones de intereses en la sociedad contemporánea es la de los vivos (los que estamos aquí y ahora disfrutando de la existencia) contra los todavía no nacidos (los futuros ciudadanos). Es una coalición que se funda en una premisa básica de la sociedad del bienestar, sección consumista: disfrutemos de la vida lo mejor posible, aunque la factura sea alta, porque siempre podremos diferir su pago al futuro. El bienestar hoy y para nosotros, la factura que la paguen los que vengan luego. Es el milagro de la deuda pública, del déficit estructural y de la explotación del planeta.
Éste es un punto que ha sido subrayado por los mejores autores contemporáneos (Daniel Innerarity lo ha denominado 'la rapiña del futuro') y ha sido magistralmente puesto de relieve por Marcel Gauchet. Escribe el francés que nos quejamos de continuo en la sociedad actual de que el futuro ha dejado de funcionar como una instancia de provisión de sentido para la vida, que las 'ideologías del futuro' (fueran la marxista, la liberal o la técnico-científica) han quedado ya deconstruidas y anémicas, incapaces de suscitar atractivo y esperanza al habitante de Occidente. Y, sin embargo, observa ácidamente Gauchet, todo este discurso no es en el fondo sino una excusa, la excusa de quienes no quieren hacerse responsables por el futuro. El problema de nuestra sociedad con el futuro no es tanto filosófico como moral: nos pasa como a los niños, que no queremos asumir nuestra responsabilidad por él, sino tan sólo gozar del presente.
Viene a cuento lo anterior porque lo sucedido recientemente con la financiación de la España autonómica es un perfecto ejemplo de esta actitud de irresponsabilidad de los vivos, 'los vivos' tanto en el sentido literal como en el metafórico del término. El esquema de reparto diseñado por el Gobierno socialista puede ser analizado, y sin duda lo será con profusión y encarnizamiento, desde el punto de vista del reparto mismo: quién recibe qué y por qué. Se hablará de si el reparto es más o menos justo, solidario, equitativo. Si responde a criterios objetivables o a intereses políticos coyunturales. Si nos aproxima o aleja de la cohesión intercomunitaria. Si garantiza la igualdad ciudadana en todos los servicios públicos o sólo en algunos. Y, sin embargo, se hablará menos del milagro implícito en el propio sistema: el milagro de que pueda repartirse los trozos de una tarta que, una vez sumados, superan el cien por cien de la tarta. El milagro de que pueda darse más a todos sin disminuir el fondo de lo que queda. El milagro, dicho en términos directos, de que el éxito político de la financiación (¿quién puede decir que no a una oferta de más dinero?) se esté consiguiendo gracias al déficit público del Estado.
La cuestión tiene una trascendencia relevante, puesto que estamos hablando de la financiación ordinaria de los gastos corrientes de funcionamiento del sistema territorial de administración. No estamos tratando de un gasto extraordinario como serían las necesidades de protección social generadas por una crisis económica transitoria, tampoco de financiar un proyecto específico cuyos efectos se van a dilatar a lo largo de muchos años, o una particular obra pública, o una reforma de estructuras. No, estamos hablando de financiar el coste diario y corriente de la Administración. Y estamos admitiendo que ese coste corriente va a ser superior a los ingresos de que disfruta el propio sistema, de manera que sólo podremos soportarlo mediante el déficit público: el Estado se endeudará sistemáticamente para que todas las comunidades autónomas puedan exhibir triunfantes su trozo de tarta.
Esto es tanto como admitir que el Estado (tomado en su conjunto) es incapaz de atender sus propias necesidades y que sólo puede hacerlo tomando prestado del futuro y dejando a los españoles de mañana la factura consiguiente. O, lo que es lo mismo, que nos hemos construido una casa muy agradable pero que está por encima de nuestras posibilidades. Lo cual es terrible, si bien se mira. Toda la prédica actual sobre la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema económico español, de aumentar la productividad de sus elementos, se convierte de golpe en pura cháchara que el mismo Gobierno se encarga de tirar al cubo de la basura retórica, cuando diseña un sistema que es por sí mismo contrario a las leyes mismas de la racionalidad económica: gastar más de lo que se posee.
En Alemania andan actualmente con el debate acerca de la constitucionalización de la prohibición de los déficits estructurales; es decir, de recoger como derecho fundamental de los ciudadanos el de que los gobiernos de turno no puedan hipotecar el futuro para que los vivos lo pasen mejor. Aquí, por el contrario, parece que estamos en la fase infantil del izquierdismo benevolente. En efecto, la izquierda siempre ha visto los límites al déficit público o el control de la inflación como unos inventos del sistema capitalista que sólo perseguían enriquecer a los ricachones y que, so capa de tecnicismo y rigor técnico, sólo buscaban favorecer a los de siempre. La izquierda benevolente siempre ha abrazado el 'dictum' atribuido a Keynes cuando alguien observó las consecuencias en el largo plazo de las políticas de gasto: «A largo plazo, todos muertos». Lo malo es que no es así en absoluto si en lugar de mirar a los vivos miramos a la sociedad.
Nuestro Gobierno ha optado por la benevolencia, por las políticas simpáticas de efecto garantizado: hay más para todos. Ha preferido rehuir el antipático papel del que trae las malas noticias (no nos llega para seguir como hasta ahora) e ingresar en la 'gran coalición'. Es un pasito más en el crecimiento del cáncer del populismo democrático, esa forma de degenerar de las democracias que tiene la virtud de ser indolora e imperceptible a corto plazo, incluso agradable, aunque no por ello menos letal que otras más llamativas. Y mientras tanto, hablemos de sastres y trajes, que eso es lo importante.
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Financiación autonómica: el nuevo caballo de batalla del PP
Miércoles, 15 de Julio de 2009 15:01 Administrador
Amiga Bonilla:
En primer lugar, bienvenida a Cuenca. Es una satisfacción verla a usted preocupándose por los problemas de los ciudadanos de Cuenca y de Castilla-La Mancha, aunque sea por una vez.
Dice usted, y reitera en varias ocasiones, que le sorprende la opinión de los socialistas respecto al nuevo modelo de Financiación Autonómica presentado por el Gobierno de España. Probablemente, tanta sorpresa se debe a que sigue usted estos temas por los titulares de prensa, en lugar de documentarse concienzudamente sobre el tema. Si lo hubiera hecho estaría en condiciones de afirmar, sin temor a equivocarse, que el nuevo sistema BENEFICIA A TODAS LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. Reiteró: A todas.
Este es un sistema que, a diferencia del anterior, es un modelo justo y equitativo porque la distribución es igualitaria por habitante. Quiere usted confundir al ciudadano al afirmar que Castilla-La Mancha recibirá menos dinero que Cataluña y Andalucía, comunidades ambas gobernadas por el PSOE. Obviamente, porque Cataluña y Andalucía, al igual que Madrid y Valencia, donde gobierna el PP, tienen más población que nuestra región y, en consecuencia, necesitan recibir más fondo para prestar los mismos servicios a sus habitantes. En cambio, no dice que en el nuevo modelo se han tenido en cuenta variables que benefician especialmente a nuestra región, como el aumento de población, el número de habitantes en edad joven o de la tercera edad o la dispersión geográfica. Incluso se ha recogido un criterio propuesto desde Castilla-La Mancha: el criterio de convergencia autonómica, que contempla un plus de financiación para aquellas comunidades autónomas que por circunstancias históricas han tenido más dificultades a la hora de progresar. ¿Usted obvia estos datos porque no los conoce o porque no le interesa darlos para así continuar adelante en este nuevo frente de batalla abierto por su partido?
El único motivo que la mueve a usted, a la Sra. De Cospedal y a los dirigentes del PP para criticar el nuevo modelo es desgastar a los gobiernos socialistas por puro afán electoral. Esto es lo único que explica tanta incongruencia por parte de sus compañeros. O si no ¿cómo se explica que Doña Esperanza Aguirre afirme que Andalucía y Cataluña se han beneficiado más, en detrimento de Madrid y que, al mismo tiempo, Don Javier Arenas diga que se ha marginado a Andalucía? Sra. Bonilla, no dan ustedes pies con bola, claro que con la que tienen liada con el caso Gürtel, Camps, Bárcenas, etc. es comprensible...
Decirle además que esta propuesta de financiación se ha negociado con los presidentes de las Comunidades Autónomas, consejeros, etc. en más de cien reuniones. Por supuesto, ustedes lo critican, echan en falta “más diálogo” y lo mezclan con un sentimiento anticatalanista. ¿Qué clase de diálogo?, ¿el que mantuvo el Sr. Aznar de tú a tú con CiU para alcanzar el actual modelo? Le recuerdo algunos titulares de prensa de la época: “PP y CiU debaten formulas para la financiación autonómica” (ABC, 3 de abril de 1996) o “CiU solicita al PP diez mil millones para la política lingüística en el tramo final de la negociación” (El Mundo, 26 de abril de 1196) o “El acuerdo entre CiU y PP profundiza en el Estado” (ABC, 28 de abril de 1196). Parece que entonces no le hacían ustedes tantos ascos a los catalanes. Claro que, por aquel entonces, Aznar hablaba catalán en la intimidad…
Finalmente, Sr. Bonilla, decirle que no me extraña en absoluto que usted y su partido digan NO a la financiación porque no han hecho otra cosa desde que están en la oposición. Su afán electoralista y esa creencia de que el control del Estado es suyo, como hace 40 años, les lleva a estar siempre enervados y a oponerse sistemáticamente a todo, sea bueno o no. Prueba de ello es que el PP NO A APOYADO NI UNA SOLA DE LAS MEDIDAS PUESTAS EN MARCHA POR EL GOBIERNO DE ESPAÑA O DE CASTILLA-LA MANCHA. Ni siquiera el Fondo Estatal de Inversión Local, que ha supuesto 37,4 millones de inversión para la provincia de Cuenca, 2,5 de ellos para el Ayuntamiento de Tarancón, donde es usted concejala. Sin embargo, si hubiera dependido de su voto y el de sus compañeros de Partido, ese dinero no hubiera llegado a los taranconeros ni al resto de los conquenses.
Y ¿qué decir del Plan de Choque para los parados de nuestra tierra? Los únicos de Castilla-La Mancha que no se han sumado al mismo han sido ustedes: el PP de Castilla-La Mancha.
¿Es eso arrimar el hombro? Por favor, ya está bien de tanta demagogia. Vote lo que quiera, o lo que le digan el Sr. Rajoy y la Sra. De Cospedal, pero sea consecuente.
Luis Carlos Sahuquillo