Conquenses por el Cambio La expresión en la red de un sentimiento, y una razón, que cada vez se extiende más por Cuenca. Después de ocho más cuatro años de gobierno del socialista Cenzano en el Ayuntamiento, Cuenca necesita un cambio que devuelva a los ciudadanos la fe en su ciudad y la confianza en el sistema democrático.
Chasquidos Letras con ácido para derretir el aburrimiento. Por Anselmo Cobirán.
Blogs de Cuenca Blog que recoge una amplia opinión e información sobre Cuenca con unas instantáneas variadas y sugestivas, extraídas de los blogs por aquí publicados
El trance del coronavirus. Un esbozo sociológico de la pandemia La prolongada depresión emocional y material del coronavirus, vivida como un extrañamiento forzoso ya antes del confinamiento, posee unos efectos sociales, políticos, sanitarios, culturales y económicos, debidamente evaluados en esta monografía, que, en nueve capítulos, dictamina el futuro que ha de venir tras esta serie de problemas.
Cataluña ensimismada Demanda la reconstrucción de un catalanismo equilibrado, capaz de responder a las necesidades concretas de un país y de una sociedad, y que, marginando nacionalismos extremos (españolistas e independentistas), pueda cohesionar e integrar diferentes sensibilidades; gobernando para la gente y, en especial, para aquellas personas que más sufren las desigualdades e injusticias sociales.
Enigmas del porvenir de Cuenca. Luces y sombras para salir del estancamiento En Cuenca sobra el "resultadismo" estratégico, que es una inadmisible entrega de las llaves de la continuidad en el estancamiento e incluso en el retroceso en todos los ámbitos socioeconómicos. Está obligada a sustituir a sus actuales líderes, que viven de la política sin aportar nada a ésta.
Estrategia de emprendimiento en Castilla-La Mancha
Juan Andrés Buedo: Estrategias de emprendimiento para el desarrollo de Castilla-La Mancha La obra se centra en el examen de los recursos disponibles por las Administraciones Públicas de Castilla-La Mancha para impulsar el emprendimiento, entendido no solo como la capacidad para iniciar nuevas actividades económicas de generación de empleo y crecimiento social en esta región, sino también como valor social que debe promoverse y ampararse desde todos los poderes públicos.
Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Comunicación y Programa de UPyD (Publicado en UPyD, aquí)
Es un lío esto de hacer política en contra del modo tradicional de hacer política, y que sin embargo los periodistas te metan siempre en el saco del modo tradicional de hacer política, o mejor dicho de no hacerla. Así, escribe ayer Alfonso Rojo una interesante y oportuna columna en ABC acerca de la saludable costumbre de los partidos americanos de financiarse con donativos y cuotas de sus simpatizantes, en lugar de saquear el dinero público o pedir prestado con la intención de no devolver el crédito –pero pagando en favores políticos a los bancos, claro está. Se sobreentiende que en España nadie funciona así. Pues bien, nosotros nos hemos financiado con donativos y préstamos personales –los famosos bonos, que vamos a devolver religiosamente en marzo-, gracias a lo cual conseguimos los 600.000 euros de la campaña de las Elecciones Generales (nos salió cada voto a menos de dos euros, no está mal). Y los créditos que tenemos pedidos podremos devolverlos con las cuotas que ya ingresamos. Lo hemos explicado en nuestra web. ¿No es algo que merezca la pena convertir en noticia?
Pues no. Los periódicos están a otra cosa: a reinventarse el mundo cada mañana, muchas veces. Así, ayer se denunciaba con lógica indignación que 190 señorías se habían ausentado por el morro del debate sobre la crisis convocado en el Congreso. Pues sí, ya he contado varias veces que he sido testigo de que esa es la conducta normal de sus señorías, colectivo gandul e improductivo como pocos he visto. Pero hay excepciones, y deberían contarse para entender la regla. Rosa Díez está siempre, no se pierde ni un “debate”, mejor, no se lo perdería de haberlo, porque siempre está dispuesta por si algún día, milagrosamente, hay uno. Con una diputada solitaria, UPyD ha presentado más de 350 iniciativas parlamentarias sobre todos los temas imaginables, de la crisis económica a la política lingüística, pasando por asuntos de defensa, laborales, justicia, etc. Pero tampoco es noticia, aunque esta actividad sólo es posible porque Rosa Díez tiene detrás un partido con miles de afiliados y centenares –sí, centenares- de expertos –economistas, profesores, científicos, artistas, juristas, periodistas, empresarios, sindicalistas, etc.- que colaboran gratis et amore sobre toda clase de asuntos.
En cambio, el periodista de El País Carlos Cué nos define en su crónica de los desvaríos políticos navarros como un partido sin estructura territorial. Es el colmo: ni te llaman para saber qué estructura tienes, es que no puedes tenerla porque así se lo parece a él. Claro que en su mismo diario global comencé a leer hace dos días un ambicioso reportaje sobre el supuesto fracaso del hidrógeno como alternativa energética a los hidrocarburos. Lo dejé caer cuando llegué a la siguiente frase: “el problema es que la gasolina no hay que fabricarla, y el hidrógeno sí”. Por lo visto, el pollo que firmaba la pieza ha encontrado por ahí manantiales espontáneos de gasolina y cree que el hidrógeno lo fabrican en los laboratorios. Toma Logse. Es de coña, son cada día más ineptos. Y encima pretenden explicarnos lo que pasa y formar nuestra opinión.
DEL mismo modo que nadie conoce cuantas cabezas puede llegar a tener la Hidra, la serpiente mitológica de los pantanos de Lerna, tampoco está contado el número de los políticos electos -locales, autonómicos o nacionales- tocados por la corrupción y dedicados al pillaje. No son pocos; pero constituyen notable minoría frente a los decentes, a los que consagran su vida y trabajo -con mayor o menor acierto- a representarnos en concejos y parlamentos para tratar de mejorar las condiciones de vida, moral y material, que nos envuelven. El problema para quienes sostienen al mismo tiempo la bandera de su militancia y la de la virtud moral es que los otros, los golfos, hacen mucho ruido.
Los políticos de rapiña, la más despreciable de las escalas en que puede clasificarse a los personajes que viven con cargo al Presupuesto, traidores a la confianza que les prestó con su voto la ciudadanía, pueden clasificarse en tres grandes grupos sin que ninguno de ellos abunde en proporción diferente entre los distintos partidos del muestrario nacional. Últimamente las formaciones nacionalistas han presentado más casos de descarado latrocinio y mal uso de los recursos disponibles; pero la honradez, como la risa, va por barrios y su caudal es siempre variable.
El primero, y seguramente el más abundante, es el de los gariteros. Más que a robar se dedican a proteger a los ladrones y, aunque suele mediar en ello una comisión, hay más de clientelismo que de avaricia en su conducta. Cabe incluir, como subgénero, a los expertos en nepotismo que, más que llevárselo, distraen el Presupuesto colocando a su cargo a diversos parientes, carnales y políticos, amiguetes, vecinos, conmilitones y cuantos convenga a su ánimo e interés. Sería fácil proponer ejemplos de tan desahogada tipología; pero, víctima de un ataque de bondad -una febrícula catarral me disminuye la agresividad-, dejo al lector la elección de la casuística que le venga más a mano.
Los que pillan en especie y despilfarran mucho para gozar un poco, integran el segundo lote de la especialidad. No se manchan las manos con la suciedad del dinero; pero viven, con cargo al común, en pisos que no les corresponden, viajan en coches ostentosos y despliegan medidas de seguridad como los señorones de hace tres siglos que, para fardar, desplegaban una docena de palafreneros en el entorno de su carruaje. Son los chupones -los de la mamandurria, que decía Jaime Campmany- a los que no hay que confundir con los integrantes del tercer apartado: los que, sin más, solos o en compañía de otros, para sí mismos o para sus respectivas formaciones, se lo llevan crudo. Esas conductas se valoran solas; pero, la responsabilidad final, en un sistema partitocrático con listas cerradas y bloqueadas, es la de sus jefes de fila que, para mayor escándalo, asisten al espectáculo sin mayores aspavientos.
Celebramos un año y UPyD se ha convertido en la sorpresa. Todas las encuestas nos sitúan muy por encima del resultado obtenido en las pasadas elecciones. Ahora ya nadie puede decir que no existimos o al menos que no somos de interés para la sociedad (como muchos aseguraban). Somos un partido político, un movimiento cívico que se acerca al ciudadano para saber cuáles son sus problemas e intentar resolverlos. Aunque muchos no se acuerden de nuestro nombre, se acuerdan de una mujer que ha sabido conquistar al ciudadano decepcionado. ¿¡Quién dijo que no nos interesaba la política!? Ahora más que nunca. Quizás por la claridad de nuestras ideas, quizás por el discurso cercano de nuestra portavoz…lo cierto es que UPyD se proclama como el cambio que necesita un país como España cargado de viejos prejuicios.
Mientras los “progres” socialistas se encargan de transmitir un mensaje de confianza ante una de las crisis más fuertes de toda la historia, nosotros nos acercamos a la realidad y decimos la verdad. Quizás la razón que lleva a los socialistas a mentir deriva de un fuerte deseo de permanencia en el poder. Sin embargo, UPyD está libre de prejuicios y lo único que plantea son situaciones reales y soluciones para dichas situaciones. Lo último y más cacareado han sido los cinco años obligatorios que tiene que estar un extranjero para poder traer a su familia. Medida promovida en las filas socialistas. ¿Qué pasaría si esta medida la propone otro partido que no sea el PSOE?…Probablemente serían o seríamos racistas, neocons de los que asustan o cualquier descalificativo porque…ya se sabe…a los que no son como tú, siempre se les pone el calificativo de lo que te gustaría que fuesen….
Los del otro bando (ya no se puede hablar de gente sino de bandos) , los del PP, parece que están un poco asustados. Ahora nuestra formación les roba “sus” votos. Quizás en vez de pensar tanto en los que se quedan y los que se pierden (en cuestión de votos) deberían reflexionar sobre sus posicionamientos y redefinir su marca ideológica. ¿No nacionalismo pero representantes en algunas comunidades?…¿Quién entiende a los de mariano? Demasiadas conexiones con el pasado. Lo último que ambos hicieron fue el reparto del poder judicial. Sentados los delegados de los partidos, tranquilicémonos todos porque nuestras propuestas saldrán adelante. ¡Qué vergüenza! Me pregunto si en la asignatura “Educación para la ciudadanía” se enseña que lo esencial para la vida democrática es la independencia de poderes. Es tan fácil como modificar la Ley del 85 (si mal no recuerdo) y elegir a los magistrados SÓLO de entre jueces y juristas de reconocido prestigio.
A partir de aquí todo empezará a oler un poco mejor…
Señores, no sé si porque las circunstancias me están impeliendo a ello o si es que mi espíritu crítico no puede quedar encerrado dentro de las cuatro paredes en las que suelo escribir mis artículos, pero cada día que pasa, cada hora que transcurre y cada minuto que desaparece tras los que le han precedido, me están llevando hacia un punto en el que tengo la sensación de que toda marcha atrás es imposible, si es que uno pretende ser consecuente con sus valores y con los ideales que le fueron imbuidos desde su niñez por sus antecesores. Es por ello que estoy contemplando, con pasmo, como los efectos de la desintegración de España, cual tumor canceroso, están entrando en metástasis afectando a los rincones más insospechados de nuestra geografía patria. No por esperado nos sorprende menos el que se vaya reproduciendo, cada vez con más descaro e impunidad, este fenómeno del neo–nacionalismo acendrado que pugna por atentar contra la unidad del Estado y la expansión incontrolada y, me temo que incontrolable, de estas taifas que, de forma imparable, están gangrenando la cohesión entre las distintas autonomías; marcando con fuerza la insolidaridad y aún el enfrentamiento entre los distintos pueblos de nuestra nación. Da la sensación de que, por un efecto disociador derivado de la actividad de los que nos gobiernan, de repente, cada una de nuestras antiguas provincias, por el sólo hecho de haberse convertido en autonomía, se hubiera transformado en un nido de avispas que pretendiera aislarse del resto de los españoles, para mantenerse solitario e independiente, cerrándose a cal y canto en sus límites geográficos para vivir de su localismo excluyente.
El que ahora sea Coalición Canaria la que haya aprobado, en su Congreso Nacional, una ponencia que exige que España –como si se tratara de un ente exógeno ajeno a la propia tierra canaria – se convierta en una “confederación de estados”, nos deja perplejos. Sí señores, hasta las Islas afortunadas se han decidido a dar el paso en pos de una super autonomía que les permita hacer de su capa un sayo. Puede que piensen que si las declaran independientes se van a librar de los cayucos que las vienen acosando desde Mauritania o puede que piensen que se van a alimentar de los plátanos que no puedan exportar o, acaso preferirían que cualquier tirano africano pusiera sus ojos sobre ellas para anexionárselas, ¡ojo con Mohamed VI, que ya debe estar atento para reclamarlas como territorio marroquí¡ Seguramente estos señores no habrán hecho números de lo que reciben de la Península y de lo solos e indefensos que se iban a quedar si tuvieran que arreglárselas por sí mismos, ¡claro que siempre les queda el recurso de pedir consejo a Fidel Castro, para que les oriente de cómo subsistir aislados en medio de tiburones que los acechan! Lo malo de estos caciquillos provincianos es que su sed de poder les hace desbarrar y es tanta su prepotencia, sus ínfulas y su endiosamiento, que prefieren afrontar una posible debacle económica o un posible conflicto de vecindad con sus depredadores de siempre (léase países africanos), a renunciar a sus aspiraciones de gobernadores de su Ínsula Barataria.
No obstante, no podemos darles toda la culpa a los de Coalición Canaria de que hayan caído en la tentación de imitar a las autonomías que, en la misma piel de toro, están actuando de idéntica manera; en su empeño suicida de conseguir un estatus especial que les permita organizarse a su manera; para lo cual utilizan distintos resortes, como pudiera ser el de la lengua vernácula, un primer paso destinado a erradicar el castellano dentro de sus límites competenciales, aunque sepan, positivamente, que incumplen de lleno la Constitución y, yo me atrevería a decir que, precisamente por ello, porque se trata de un acto de rebeldía en contra de la misma y del Estado de Derecho. Hace tiempo, especialmente desde que el PSOE está en el poder, que este tira y afloja entre ambas partes, autonomías y Estado, se está dando con el efecto conocido de que el Gobierno va cediendo y los nacionalistas van avanzando en sus conquistas; hasta el fase en la que, la propia Cataluña, ya ha conseguido un Estatut que, prácticamente, la pone al borde de la secesión. Ni el Poder Judicial ni el TC ni el Parlamento de la Nación ni el Ejército ni el Ejecutivo y, lo más sangrante de esta cuestión, ni la Casa Real parece que se hayan enterado de que, cada día son más los nacionalismos, históricos o no, que se van destapando en esta carrera que se ha iniciado para desguazar España y convertirla en un Estado Federal.
Me hubiera gustado ver lo que hubiera sucedido si, esta recesión económica que estamos padeciendo, se hubiera producido estando España convertida en distintos estados independientes. ¿Se imaginan a las Cajas catalanas, unas de las que más involucradas están en los préstamos hipotecarios al sector de la construcción, debiendo arreglárselas por si solas para evitar tirar la toalla? Sin duda le hubiera sido difícil al señor Solbes y a ZP lograr el consentimiento de las 17 autonomías para conceder los 150.000 millones de euros a los bancos para sanearlos y, mucho más todavía, que se pudiera dar, sin que se supiera a quiénes se les daba y en qué condiciones. ¿Cuántos de estos “estados” noveles se hubieran vistos obligados a declararse en quiebra? Lo que es evidente es que, las autonomías más belicosas en cuanto al independentismo, son las que más le reclaman al Gobierno central, ayudas para salir de la crisis. Vean el chantaje de el PNV para aprobar los Presupuestos del Estado y el tira y afloja del el BNGA para sacar tajada por la misma razón. Nadie se ocupa de lo que le va a ocurrir a España si no que todos, haciendo alarde de egoísmo localista, intentan arrimar el ascua a su sardina para intentar sacar de la situación el mayor provecho posible.
Y uno se pregunta si el Rey y el Príncipe permanecen ajenos a estas cuestiones o hacen como si no se enteraran o bien comparten la política del Ejecutivo y están conformes con la deriva hacia un estado federal. Si es así, me temo que la monarquía en España tiene sus días contados y que las aspiraciones del señor Zapatero de una tercera República tienen caminos de convertirse en realidad. Y no lo digo porque el señor ZP decidiera darles el cese, no, me temo que, como le ocurrió a su abuelo, Alfonso XIII, sería el mismo pueblo y, no sólo las izquierdas revolucionarias, sino también las derechas, las que colaborarían en que cesasen en sus derechos monárquicos. No se entiende una Monarquía filo comunista en el puesto de máxima representación de la nación. La verdad es que no se puede estar en el trono y dárselas de republicano, son dos posturas que no casan o, al menos, yo lo veo así.
Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Comunicación y Programa (Publicado en UPyD, aquí)
Voy a escribir algo un poco rarito: una de las razones para trabajar en este partido y su proyecto político es que resulta sumamente divertido y una fuente constante de satisfacciones. Sin duda abundan también los momentos malos, las tensiones, los problemas de aspecto insoluble, los días difíciles, el acoso temporal de sujetos insoportables, y todo ese arrastre inevitable de asuntos negativos y rollos chungos que acompañan toda empresa humana como a Júpiter o Saturno su cortejo de satélites, pero qué quieren que les diga, el resultado de conjunto es sencillamente espléndido.
Siempre me han molestado los políticos o responsables de cualquier cosa que aceptan una responsabilidad o un cargo poniendo cara de mártir voluntario y mostrando a todos su disposición al sacrificio, ese “me resigno a sacrificarme por vosotros (y espero vuestro agradecimiento)”. Algún caso así habrá habido, pero no es lo corriente. La mayor parte de la gente que obtiene un puesto de responsabilidad consigue lo que quería, a veces sobre todas las cosas. Reléanse, por ejemplo, las memorias de la II Guerra Mundial de Churchill, donde el gran hombre consigue páginas inmortales al relatar las dramáticas circunstancias en las que consigue el encargo de formar gobierno, con Francia a las puertas de la derrota y en un país casi aislado, mal preparado para la guerra contra una máquina bélica nazi que allí donde irrumpe arrolla cualquier oposición. Pues bien, Churchill, con una sinceridad riquísima en matices, es capaz de transmitir al lector la tensa percepción de un sentimiento doble: el vértigo que por una parte le causa el encargo de asumir el puesto de mando más indeseable del mundo en ese momento, cuando nadie daba dos duros por el futuro de Gran Bretaña, junto a la jubilosa, íntima, inenarrable satisfacción que le produjo esa inesperada oportunidad que colmaba todas sus legítimas ambiciones, oportunidad más bien debida al empuje nazi y al fracaso de los apaciguadores como Chamberlain que a la voluntad del electorado británico. Un verdadero animal político, sí señor, ese tipo especial de sujeto que me atrevo a definir –un poco nietzscheanamente- como el que afronta las tareas políticas de un modo semejante a como un artista considera los problemas de la creación en su campo profesional: como una obra de arte. Y ya se sabe que esto del arte, tomado en serio, combina momentos de tormento con otros de éxtasis; y el artista repite y recae una y otra vez en los enredos de la creación porque no puede vivir sin los segundos.
En el estupendo Encuentro de jóvenes y estudiantes organizado este fin de semana por los jóvenes de UPyD –que no Juventudes, nosotros no tenemos ni queremos miembros de segunda categoría, sino jóvenes con los mismos derechos y obligaciones que sus compañeros de más edad-, uno de los asistentes me pidió algunas razones para animar la conversión del compromiso político de los jóvenes que estaban allí, bastantes de los cuales ya han asumido importantes obligaciones, en un compromiso duradero. Contesté con lo que escribo al principio: estamos aquí por las ideas que defendemos y por un compromiso cívico básico, claro que sí, pero también porque nos gusta la política, disfrutamos haciendo esto, participando en la creación de este experimento que nadie más se ha atrevido a poner en marcha. No está costando mucho, pero nos están dando mucho más. Y eso está muy bien. Como dijo luego con humor otro de los asistentes: “en este partido, cuando tienes un “cargo”, no tiene sentido preguntar cuánto ganas, sino cuánto te cuesta”. En efecto, y esa es la parte ascética, si se quiere, de este empeño creativo. La parte hedonista y epicúrea es la de cuánto te da y regala. Un montón de satisfacciones, en forma de logros políticos, experiencias insólitas y nuevos y grandes amigos. Aunque eso sólo se puede comprobar tomando parte en todo esto. ¡Ah!, y queda algo más: la dulce sensación de que nada molestará más a nuestros amargados enemigos que el hecho de que, encima, lo pasemos en grande haciendo precisamente lo que queremos hacer, y a nuestra libre manera… Compadezcámonos de su triste adicción al extendido cóctel de resentimiento sectario, mediocridad creativa y sumisión a la ley tribal.
Con el lema “Protagonistas de nuestro futuro” ha arrancado el 24 de octubre en el hotel Ayre Gran Hotel Colón de Madrid, el I Encuentro Nacional de Jóvenes y Estudiantes de Unión, Progreso y Democracia, UPyD. Al encuentro han asistido un número aproximado de doscientos jóvenes de toda España, y el acto de apertura -, denominado “Habla con nosotros de política, lo que debería ser y en lo que se ha convertido”-, ha contado con la presencia y participación de la diputada Rosa Díez, del candidato del partido a las próximas elecciones europeas, Francisco Sosa Wagner y del Coordinador Territorial de Madrid, Ramón Marcos Allo.
Rosa Díez ha comenzado manifestando su sorpresa por ser el primer acto político al que asiste en el que los jóvenes acuden a debatir de política y no a “elegir cargos”. La diputada de UPyD ha aclarado, a continuación, que en este partido los jóvenes no están relegados a una sección especial de jóvenes, sino que están “en la dirección”, junto al resto de dirigentes del partido.
“Yo me inicié en la política hablando con mi padre”, ha dicho Díez mientras recordaba su pasado y el de su familia. “Para mí hacer política era hacer democracia, para mí hacer política era hablar sin miedo en la calle de lo que hablaba en casa, para mí hacer política y vivir en democracia era lo mismo, de ahí que: aspirar a hacer política es aspirar a vivir en libertad” ha aseverado.
En opinión de Díez hay muchas formas de hacer política, aunque la única forma de cambiar las cosas es hacer política en el Parlamento. “Para regenerar la política y la democracia, hay que democratizar los partidos políticos, para que los ciudadanos recuperen el control sobre los políticos y sobre los partidos políticos” ha dicho. La diputada ha finalizado su intervención matizando tres tareas fundamentales; regenerar la democracia, regenerar las instituciones, y no renunciar a hacer política.
En su intervención, Francisco Sosa Wagner ha señalado que en el momento actual nos encontramos en una situación de crisis, tanto en las instituciones económicas como en las políticas. Así, para él, lo más importante es que no hay ideas para recomponer estas instituciones. Como ejemplo, Sosa Wagner se ha pronunciado sobre la división de poderes, “los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se encuentran adulterados, la división de poderes no funciona en estos momentos”, ha sentenciado. También ha puesto como ejemplo el concepto de nación, algo sobre lo que los españoles nos hemos estado preguntando estos últimos años, y que en su opinión no es más que “una pregunta reaccionaria”.
“Los conceptos básicos sobre los que se articuló el Estado se han erosionado, queda muy poco de ellos”, ha dicho Sosa Wagner. El cabeza de UPyD a las próximas elecciones europeas cree que eso no supone que el Estado vaya a desaparecer, sino que se está transformando de una forma vertiginosa y enigmática. Frente a esta situación, reivindica el poder del Estado, “la poca justicia social que reside en el mundo está en el Estado. Frente a unos poderes privados económicos de gran fortaleza, hay que oponer estructuras políticas fuertes y legitimadas políticamente”.
Con respecto a las próximas elecciones europeas, Sosa Wagner ha afirmado ante los jóvenes de UPyD que España debe mucho a Europa, y que a Europa hay que ir a defender intereses generales de todos los españoles. “No hay manera de construir Europa si no con Estados fuertes, defendiendo el interés general, que es incompatible con el poder territorializado o sectorializado” ha sentenciado.
Ramón Marcos Allo, por su parte, ha repasado las reformas estatutarias que se han llevado a cabo durante esta legislatura y la anterior. Ramón Marcos considera que este es un proceso iniciado en Cataluña y que se ha contagiado a todo el Estado con el único fin de que se mantengan en el poder los que ya lo tienen. “Los sentimientos no sirven para garantizar quien es más eficaz garantizando los servicios públicos a los ciudadanos y es más razonable que la distribución de competencias se realice siguiendo criterios de eficiencia”.
El Coordinador de Madrid de UPyD ha dicho que los partidos políticos tradicionales en la actualidad únicamente están interesados en crear redes clientelares, más que en hacer una política que persiga la igualdad de todos los españoles, por ejemplo, con una política lingüística que elimine las desigualdades lingüísticas de algunas autonomías. “La política debería ser diferente”, ha dicho, y por eso lo que se pretende desde UPyD es decirle a la gente que se puede ser diferente, que no es obligatorio ser de izquierdas o de derechas, que se puede pensar libremente.
Juan E. Adrián Serrano, miembro del Consejo Político de UPyD (Publicado en UPyD, aquí)
Nos preguntábamos en el anterior artículo de esta serie si era cierto que las causas de la crisis eran puramente externas y si España estaba mejor preparada que otros países para afrontarla, tal como ha afirmado repetidamente Zapatero. La respuesta a ambas cuestiones es no: externas son las subprime, pero no la burbuja del ladrillo en España; el cortocircuito de préstamos interbancarios es internacional, pero no nuestra fenomenal dependencia de la financiación externa. De la misma manera, los planes de intervención puestos en marcha estos días no son, en primera instancia, para facilitar el crédito a las familias y a las empresas, sino directamente, para que los bancos y cajas de ahorro hagan frente a sus problemas de liquidez respecto al vencimiento de préstamos financieros. Que lo segundo repercuta en lo primero es una suposición generosa por parte del gobierno que por supuesto no obliga a los bancos. Por tanto, asistimos con todo ello a la recurrente tendencia de nuestro presidente de gobierno a pervertir el lenguaje para pervertir la política (Rosa Díez dixit), una forma si se quiere florida, de ocultar y confundir al común de los españoles, y en particular, a su electorado cautivo de izquierdas.
Si la extrema dependencia de la financiación exterior es fatal para afrontar la crisis, y más allá, para desarrollar un proyecto ambicioso de país, también lo son otros factores estructurales de la economía española: la concentración de las exportaciones en unos pocos países europeos, la dependencia energética de petróleo, gas y electricidad -de origen nuclear- exteriores, las limitaciones de la UE en forma de cuotas y límites de producción en los sectores de agricultura, ganadería y pesca. Y podemos añadir más: el déficit enorme en la balanza comercial, un pésimo modelo educativo viciado de excrecencias localistas y generador de licenciados mileuristas, una I+D+i paupérrima y carente de control, etc.
Entonces, ¿a qué se refiere Zapatero con que estamos mejor preparados? ¿A la fortaleza de nuestro sistema financiero, excelentemente regulado por el Banco de España que, no obstante, requiere de similares inyecciones de capital público que el resto de países para salir adelante? ¿A la fortaleza del Banco de Santander, comprador en tiempos de crisis y de falta de liquidez, de bancos ingleses y americanos? ¿A la fortaleza de Telefónica, que confirma sus objetivos de crecimiento para 2008 pese a la crisis económica? Pero oiga, muy bien, pero es que estábamos hablando del país en su conjunto, no sólo de la privilegiada cúspide de la pirámide.
Evidentemente, este país tiene otras potencialidades, otros recursos, no para poner en quiebra el capitalismo y hundirnos en un pozo ciego, sino para cuestionar este concreto y específico capitalismo a la española alejado de los intereses del conjunto de la ciudadanía española: puede instaurar planes de ahorro nacional que respalden de forma efectiva los niveles de endeudamiento, empezando por los gastos superfluos del estado y las comunidades autónomas (¿quieren ejemplos?); puede reforzar el control democrático del gasto público, empezando por el actual plan de rescate de la banca; puede tomar medidas tendentes a reducir la dependencia energética diversificando, y no obstruyendo, las fuentes energéticas propias; puede extraer recursos, si se ha podido hacer con la inyección financiera a la banca, para establecer planes de Educación y de I+D+i competitivos y con objetivos estratégicos; puede ayudar directamente a la reactivación de la economía familiar y de las PYMES, etc.
Pero para todo ello hacen falta políticos, banqueros, sindicalistas, economistas, educadores, investigadores, personas de todo tipo que sean capaces de albergar y de asumir este otro proyecto, esta otra ambición para nuestro país: no políticos que priman sólo a los privilegiados o poderosos y aspiran a ser pagados por ello; no partidos políticos que subordinan los intereses generales a los locales; no administraciones que legalizan el atraco de los derechos constitucionales; no bancos cuyo enriquecimiento no guarde relación ninguna con la prosperidad del país; no sindicalistas cansados, cansinos, y bien reposados; no economistas abstrusos columpiándose en su pretendida ciencia con conclusiones siempre temibles para el común de los mortales; no educadores descreídos y vencidos; no investigadores maltratados… Para todo ello, como modesta aportación, merece la pena un proyecto, un esfuerzo, como el de UPyD. No para otra cosa.
Intervención de Rosa Díez (Publicado en UPyD, aquí)
¿Qué pensarían ustedes de los responsables de una familia que han sufrido un grave quebranto en sus ingresos si a la hora de elaborar el presupuesto familiar siguieran programando el viaje en invierno a las pistas de esquí; las vacaciones de verano en crucero y en la playa; la segunda vivienda en la sierra; el apartamento en la costa, los viajes de los niños al extranjero…? ¿Qué pensarían si uno de los miembros adultos de la familia, consciente de la situación a que ese despropósito les iba a llevar, renunciara a tratar de corregir la irresponsabilidad de quien ha ignorado la situación para seguir viviendo en contra de la realidad?
Lo primero—ignorar la realidad—es lo que ha hecho su gobierno a la hora de realizar este presupuesto. Y lo segundo -- que renunciemos a corregir estos presupuestos--es lo que usted nos insta a hacer, Sr. Rodríguez Zapatero, cuando nos exige que actuemos con la misma irresponsabilidad que usted a la hora de elaborarlos. Un país en el que la oposición no cumpla con su obligación de controlar e impulsar la tarea del Ejecutivo es un país con una democracia débil. Pero ya hemos descubierto, Sr. Rodríguez Zapatero que para usted y para este Partido Socialista la democracia es que no haya oposición.
Como yo no participo de esa opinión le voy a explicar por qué Unión Progreso y Democracia ha presentado una enmienda a la totalidad a estos Presupuestos.
En nuestra opinión, el problema fundamental de estos PGE es su falta de credibilidad. El Gobierno sigue sin hacer un diagnóstico correcto de la coyuntura nacional e internacional.; y de un mal diagnóstico no se pueden obtener buenas medidas económicas ni buenos presupuestos. Podemos arreglar en el trámite algunas partidas y mejorar parcialmente la distribución del gasto o de la inversión; pero el problema de fondo, el que subyace en todas las actuaciones del Gobierno, no tiene arreglo si no se devuelven y se rehacen íntegramente estos PGE. Por eso es imprescindible hacer esta enmienda de totalidad.
Ustedes, Sr. Rodríguez Zapatero, consignan un crecimiento del PIB real para 2009 de un 1%, previsión que se corresponde al mes de julio. Desde entonces la caída es al menos de un 0,7% (Según todos los expertos estará entre el -0,2% y el 0,3%). A pesar de ello, ustedes persisten en confeccionar los presupuestos con la previsión de julio pasado, lo cual en un entorno tan volátil y desfavorable sólo puede tener una explicación: que les salgan las cuentas. Como esa familia irresponsable de que les hablaba al principio, ustedes ya saben que están falseando las cifras. Por eso estos presupuestos no son una muestra de incapacidad sino de irresponsabilidad, lo que es, a mi juicio, mucho más grave.
Ustedes saben que están falseando las cuentas, porque conocen las enormes diferencias que existen entre sus números y el consenso entre economistas. Les citaré únicamente tres datos:
1. El crecimiento del consumo presentado por el gobierno es la mitad del correspondiente al consenso entre economistas.
2. La caída del empleo estimada por el Gobierno es sólo del 0,5%, cuando el consenso la sitúa en un 1,1% (sólo este dato sería suficiente para poner en duda la cuantía del ingreso por IRPF, IVA y cotizaciones sociales por el lado de los ingresos y prestaciones sociales por el lado de los gastos).
3. La inversión en equipos crecerá según el Gobierno en 3,6%, cuando según el consenso entre economistas caerá en un -2,6%. Claro que no es posible para ustedes recoger crecimiento negativo en esta partida o sea, reconocer la realidad) si se empeñan en decir que estos son unos presupuestos orientados al crecimiento económico. Una vez más, plena confusión entre la realidad y la ensoñación, entre lo que es y lo que nos/les gustaría que fuera. Una vez más, un ejercicio de irresponsabilidad.
Otro aspecto que demuestra la frivolidad con la que ustedes nos presentan las cuentas, es la contradicción entre la previsión en la caída final de ingresos tributarios que ustedes mismos reconocen para 2008 (un -6,9% de diferencia entre la cuantía que aparece en los Presupuestos de 2008 y las previsiones de liquidación al cierre del ejercicio) y el crecimiento de esa misma partida para 2009, que ustedes cifran en un 1,8%, algo verdaderamente increíble justamente en el periodo en el que, con toda seguridad, entraremos en recesión.
Establecido el marco general ficticio de estas cuentas, hemos de decir que estos Presupuestos no avanzan en las políticas que son necesarias para reformar el modelo económico y productivo de España en orden a mejorar la competitividad de su economía y atajar los graves problemas que genera su desequilibrio exterior. Este Presupuesto es una fuente de desigualdad económica para los españoles, de manera que, lejos de promover la equidad en la distribución de la renta, supone una progresión en las diferencias existentes entre los más ricos y los más pobres. El Presupuesto no toma en consideración los problemas por los que atraviesa el sistema de financiación de las Comunidades Autónomas de régimen común, ni corrige los privilegios financieros que se derivan de la metodología empleada para el cálculo del Cupo del País Vasco y de la Aportación de Navarra, con los que estas dos Comunidades Autónomas de régimen foral contribuyen a financiar las cargas del Estado. El Presupuesto, en fin, no aborda adecuadamente los problemas de la seguridad de los ciudadanos, de la preservación de sus derechos ante los tribunales de justicia y de la defensa nacional.
Como ya he venido explicando, los fundamentos macroeconómicos del Proyecto de Presupuestos carecen del realismo necesario para planificar la actividad económica del Estado. Las previsiones del Gobierno responden más a una intención de ocultar la gravedad de la crisis económica, que a la necesidad de abordar los problemas que enfrenta la economía española en una coyuntura internacional extraordinariamente adversa. Si se comparan esas previsiones con las publicadas por el Fondo monetario Internacional o con las medias obtenidas en el panel de expertos elaborado por Funcas, encontramos como principal divergencia es la correspondiente al crecimiento del PIB, lo que desbarata cualquier posibilidad de hacer unos presupuestos medianamente rigurosos
España está entrando en un escenario macroeconómico caracterizado por la deflación, el paro y la depresión económica. Utilizando previsiones realistas para el PIB, la inversión, el consumo y otras variables, se concluye que el nivel de desempleo, medido por la Encuesta de Población Activa, puede acercarse al 15 por ciento de la población activa. Además, el déficit que puede achacarse al ciclo económico depresivo, superará el 1,5 por ciento.
Una predicción más realista, de crecimiento cero o negativo del PIB para 2009, nos llevaría a la conclusión de que los PGE arrastran un déficit implícito de entre el 2,2 y 2,5, en porcentaje sobre el PIB, a lo que habría que añadir el déficit de las Comunidades Autónomas, con lo que se superará en 2009, de forma significativa, el límite del Pacto de Estabilidad.
El escenario que contemplamos como más probable para 2009, es el de una economía con exceso de capacidad productiva; con la oferta agregada correspondiente a un nivel elevado de desempleo y una demanda muy por debajo de su nivel potencial; situación similar a la crisis japonesa de 1996 generada por el hundimiento del precio de los activos inmobiliarios. Es decir, un panorama económico caracterizado por la deflación, el paro y unas tasas de crecimiento próximas a cero o negativas del PIB.
En una situación económica como la descrita, la política fiscal puede ser más eficaz que la política monetaria para afrontar la crisis. Además, los Presupuestos son el único instrumento de política macroeconómica en manos de las autoridades españolas, toda vez que la política monetaria se determina por el Banco Central Europeo. Esta situación, hace más necesaria la presentación de unos presupuestos coherentes con el escenario macroeconómico predecible y no con el escenario optimista y contradictorio que presenta el Gobierno.
La economía española requiere, en la actual coyuntura, un impulso fiscal positivo. Éste debería concretarse en una composición del gasto publico dirigido a paliar los déficit estructurales de nuestro país: educación, I+D+i y mejora de la competitividad. Esta estrategia debería ir acompañada de políticas de redistribución de renta que coadyuvan a ampliar el tamaño del mercado interior y, por ello, favorecen el progreso técnico y la mejora de la productividad. Unas políticas re-distributivas que han de atender adecuadamente a las pensiones, el desempleo, la protección de las familias y las ayudas a las situaciones de dependencia; y que, a su vez, han de estar acompañadas de una reducción del consumo público, lo que reactivaría el consumo privado y a la vez contendría el déficit público. Estos Presupuestos, aunque con déficit, deberían servir para relanzar la demanda agregada. Pero a todo ello ha renunciado su Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero. Ustedes, señores y señoras del Gobierno, con estos presupuestos del Gobierno, más que levantar la economía quieren levantar las encuestas electorales, hablando de unos presupuestos austeros y sociales, conceptos que se parecen a la realidad de lo que aquí nos presentan como un huevo a una castaña. Ustedes, Sr. Rodríguez Zapatero, prefieren los eslóganes a la política; y así nos va.
Los presupuestos están mal hechos a conciencia para evitar que las cuentas reflejen un déficit cercano al 3% recogido en el Pacto de Estabilidad.
So lo explico:
Como ya se ha puesto de relieve, los ingresos fiscales serán menores que los presupuestados (conforme a todas las tendencias aludidas no superarán los 176.600 millones de euros); y el gasto experimentará tensiones alcistas derivadas de los derechos reconocidos a los ciudadanos. No existe pues austeridad presupuestaria en el proyecto presentado por el Gobierno.
Es poco verosímil que los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Socia crezcan un 7,5%. Sería más realista una previsión de descenso en el número de afiliaciones —derivado del aumento del desempleo y del efecto que sobre el comportamiento de la población activa tiene la disminución de las expectativas de empleo—, así como una moderación en el incremento de las bases de cotización como resultado de una más que previsible moderación en el aumento de los salarios. No cabe esperar un incremento de las cotizaciones superior al 3 por 100, con lo que los ingresos totales de la Seguridad Social serán de 120.360 millones de €.
El Gobierno tampoco ha tratado de restringir el gasto en consonancia con la delicada situación coyuntural de la economía española; y cuando lo ha hecho, ha seguido una orientación poco recomendable. Así, el gasto corriente se incrementará, en el presupuesto consolidado, en un 5,1 por 100, muy por encima de las previsiones de crecimiento nominal de la economía española. Por el contrario las inversiones reales, tan necesarias para sostener la acumulación de capital, disminuirán en un 2,7 por 100.
En este escenario, si los gastos no sobrepasan los presupuestados el déficit del Estado y CC.AA. puede ser del orden del 1,9 por 100 del PIB. Pero si, como es previsible, el gasto en las prestaciones por desempleo supera la cifra presupuestada de 19.292 millones de € —una cifra ya superada en el ejercicio de 2008—, entonces el déficit será mayor. Un aumento del desempleo en 400.000 parados adicionales —que puede considerarse moderado en la actual coyuntura— supondrá un incremento en el gasto de 2.600 millones de €. Y entonces el déficit aludido llegará al 2,2 por 100 del PIB.
A su vez, la Seguridad Social, no logrará el superávit previsto del 0,8 por 100 del PIB, siendo más realista una previsión de la mitad de esa cifra; es decir del 0,4 por 100 del PIB.
Todo ello significa que el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas se situará en el 3 por 100 del PIB; es decir, en el límite máximo del Pacto de Estabilidad, con el consiguiente riesgo de que cualquier desviación negativa coloque a España ante la posibilidad de ser sancionada por el Consejo de la Unión Europea. Y esa realidad, Sr. Rodríguez Zapatero, es la usted quiere ocultar a los españoles.
…………El déficit público aumentará las restricciones de liquidez de la economía española y ello le llevará al Estado a cubrir las necesidades de financiación a través de la emisión de deuda pública, lo que puede terminar perjudicando al sector privado. Lo más probable es que las emisiones de deuda sean del orden de 66.700 a 86.700 millones de € (hay que tener en cuenta los millones adicionales necesarios para hacer frente a los Decretos Ley recientemente aprobados), con lo que, en 2009, la deuda en circulación llegará hasta un máximo de 422.300 millones de €. Ello supone aumentar en diez puntos porcentuales el actual nivel de la ratio deuda/PIB, de manera que ésta llegará hasta el 37,1 por 100 para la Administración Central del Estado y al 47,0 por 100 para el conjunto de las Administraciones Públicas.
Para valorar adecuadamente este enorme aumento en las emisiones de deuda pública, se debe tener en cuenta que la economía española atraviesa una fase de severas restricciones de liquidez, lo que dificulta de manera muy importante el acceso al crédito de las empresas y familias. En estas circunstancias, el excesivo aumento de las emisiones de deuda pública, aún cuando una parte de ellas se colocaran en el exterior, al competir por la liquidez en condiciones ventajosas, va a suponer un escollo adicional para el sostenimiento de la actividad de las empresas, incluso las más competitivas.
Dicho de otra manera: el excesivo déficit público, derivado de un deficiente Presupuesto como el que aquí se valora, se va a convertir en una rémora para la salida de la crisis, al incorporar dificultades añadidas a la financiación del sector privado, en especial de las empresas industriales y de servicios.
Ya hemos dicho que este Presupuesto no arbitra una política económica para salir de la crisis. La crisis de la economía española es el resultado de las turbulencias financieras internacionales y de sus propias debilidades internas, tanto por su vulnerabilidad ante los incrementos de precios en el petróleo y otras materias primas, como por sus carencias competitivas que se derivan de un modelo de crecimiento obsoleto, el modelo Aznar-Rato, que usted, Sr. Rodríguez Zapatero heredó y ha seguido gestionando. Gracias a unas condiciones financieras internacionales muy favorables, España ha vivido en los últimos años por encima de sus posibilidades. Por ello, cuando el crédito internacional está agotado como fruto de la crisis financiera, la política económica debe ayudar a ajustar el gasto contribuyendo a reasignar los recursos a las actividades más productivas a fin de ganar en competitividad internacional y corregir el déficit exterior en las mejores condiciones posibles. Pero, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que usted nos presenta, Sr. Rodríguez Zapatero, carece de tal orientación. Más bien refleja unos criterios conservadores con los que se trata de dar continuidad al modelo productivo que se necesita reformar. Los principales elementos de este conservadurismo con el que se trata de evitar los cambios productivos y seguir distribuyendo los recursos públicos bajo una orientación clientelar, son los que quiero expresarle a continuación.
1. Las inversiones públicas.
Como ya se ha señalado, van a disminuir en un 2,7 por 100, lo que no es razonable; y menos aún si se tiene en cuenta que el sector público va a incurrir en un déficit abultado que sólo podría justificarse, por razones de eficiencia, si se fuera a desarrollar un amplio programa de inversiones.
Pero además de que la inversión pública es ineficiente, también lo es su distribución territorial. En efecto, las inversiones se han programado en una gran medida para satisfacer intereses de carácter político partidista —premiando principalmente a los gobiernos regionales del mismo signo partidario que el Gobierno nacional— o simplemente para allegar votos favorables a las cuentas que aquí se enmiendan. Ello significa que, al programar las inversiones, el Gobierno no ha seguido el necesario criterio de eficiencia, dando prioridad a aquellos proyectos que pueden tener un mejor rendimiento económico al favorecer el aumento de la productividad del sector privado y del conjunto de la economía. Y tampoco ha seguido un criterio de equidad a fin de mejorar la situación de las regiones de menor nivel de desarrollo económico. Los criterios de inversión del Gobierno son principalmente clientelares.. Sólo en esta clave política resultan comprensibles hechos como que Cataluña reciba 4.600 millones de euros en infraestructuras, el 18,7 por 100 del total, frente a los 2 400 millones de Madrid (el 9,9 por 100). Lo mismo sucede con el descenso en la asignación de Canarias (-13.15 por 100), o los aumento de Baleares (11,5 por 100) y Navarra (31,3 por 100). Murcia (–4,7 por 100) y Valencia (–0,4 por 100) también descienden. Es una forma completamente irresponsable de usar el dinero público, más aún en tiempos de aguda crisis.
…….Debe añadirse que el Fondo de Compensación Interterritoriral, el principal instrumento financiero destinado a promover las inversiones públicas en las Comunidades Autónomas de menor nivel de renta, va a ver estancados sus recursos, que sólo aumentan en un 1,2%., con lo que el Gobierno muestra su escaso interés por el desarrollo de las regiones más desfavorecidas
2. La política industrial.
La política industrial sigue anclada en las rémoras del pasado, impidiendo así que la industria se convierta en la verdadera alternativa al sector inmobiliario para la salida de la crisis. Los programas presupuestarios en esta materia suman 2.768 millones de €, de los que dos tercios se destinan al sostenimiento de unas políticas de reconversión industrial que se iniciaron al comienzo de la década de los ochenta. Y el otro tercio de los recursos de la política industrial se reparte entre los programas referentes a la regulación del sector —Propiedad Industrial, Calidad y Seguridad Industrial y Seguridad Nuclear, con 125 millones de €—, los Incentivos Regionales —con 255 millones de €— y el Desarrollo Industrial —con 517 millones de €—. Es decir, sólo una pequeña parte de los recursos de la política industrial se destinan a promover las inversiones que se requieren para la transformación productiva del sector
2. Política energética
Tampoco en la política energética se advierte una voluntad política de cambio que pueda fortalecer la delicada posición de España en este terreno. Los 80 millones de euros presupuestados se destinan, en su mayor parte, a subvencionar las energías renovables y las medidas de ahorro energético. Esos recursos y estos programas son claramente insuficientes para resolver los retos que plantea el modelo energético español: a) excesiva dependencia exterior; b) vulnerabilidad de la economía española frente a las variaciones de precios del petróleo; c) costes elevados de la producción de energía eléctrica; d) alto nivel de emisiones de CO2 e incumplimiento de los compromisos internacionales orientados a su limitación.
3. Política científica y tecnológica.
La política científica y tecnológica planteada por el Presupuesto ignora el principal problema que refleja el sistema nacional de innovación en España: la escasez de empresas innovadoras.
El proyecto de Presupuestos de 2009 sigue en lo esencial la misma orientación de años anteriores. En primer lugar, los recursos que se dedican a esta política —en total, 9.650 millones de €— sólo crecen un 3,3 por 100. Dado que esa tasa es inferior a la que se prevé para el crecimiento nominal del PIB, es evidente que el Gobierno, en contra de los que se señala en alguno de los documentos remitidos al Congreso, no ha dado prioridad a la política científica y tecnológica para el año 2009.
Cabe destacar que, dentro de esa cifra global, los programas referidos a la investigación militar han experimentado una reducción del 12 por 100. Por otra parte, existe un tratamiento muy desigual de las instituciones públicas que realizan actividades de I+D. Así, el INTA —y con él la investigación aeroespacial— y el Instituto Español de Oceanografía retroceden en la disponibilidad de recursos presupuestarios; el Instituto de Salud Carlos III —que tiene asume una buena parte de la investigación biomédica— y el INIA —que realiza la mayor parte de la investigación agraria—mantienen los presupuestos prácticamente estancados.
Y luego están las trampas de contabilidad creativa. Me explico: si bien los programas orientados a la investigación en las empresas experimentan un aumento del 12,9 por 100, paralelamente el Presupuesto de Beneficios Fiscales registra un severo retroceso del 33,9 por 100 en las deducciones por I+D+i en el Impuesto de Sociedades, con lo que las empresas perderán, por esa vía, 130 millones de €. Si en el momento actual los recursos que las empresas destinan a la I+D —el 0,67 por 100 del PIB— son proporcionalmente mucho más reducidos que el promedio europeo —que se ubica en el 1,17 por 100 del PIB—de este Presupuesto no cabe esperar la corrección de ese desequilibrio
4. Política de promoción y diversificación geográfica de las exportaciones.
Los recursos del ICEX disminuyen un 3 por 100, lo que en una economía como la española que concentra el 70% de sus ventas al exterior en la Unión Europea, supone un claro error estratégico.
5. Política de educación.
El proyecto de Presupuestos no concede prioridad alguna a la educación, cuyo presupuesto sólo aumentan en un 1,8 por 100 sobre el ejercicio anterior, una tasa ésta inferior al crecimiento nominal de la economía. Por tanto, el Presupuesto presentado al Congreso implica un retroceso real en los recursos educativos. Si tenemos en cuenta que España tiene un gasto público en educación que aún no ha llegado al promedio de la UE, que los resultados del sistema educativo son extremadamente mediocres, de manera que, por una parte, la tasa de fracaso escolar es notoriamente superior a la de los demás países desarrollados y que el nivel de conocimientos alcanzado por los alumnos es muy bajo, se puede afirmar que, en los últimos años, la educación española está añadiendo muy poco capital humano a los escolares que albergan sus aulas. De ahí que la mejora del sistema educativo es una necesidad impostergable de la economía española, pues de ella depende el incremento del capital humano, la capacidad de incorporar nuevas tecnologías al sistema productivo y las posibilidades de éste para lograr una efectiva reorientación de los recursos en orden a su modernización y especialización en las actividades de mayor valor añadido. La mejora del sistema educativo es un prerrequisito del cambio en el modelo productivo de la economía española. Nada de esto parece interesar al Gobierno cuando ha programado su Presupuesto de gastos para 2009. Una demostración más de la falta de ambición de país de usted y de su gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero.
6. Política de vivienda.
Por último, cabe reseñar el empeño del Gobierno en seguir promocionando la construcción de viviendas por medio de una política presupuestaria que crece un 16,6 por 100, lo que es una muestra evidente de la escasa voluntad del Gobierno para propiciar el cambio en el modelo productivo. Con más de un millón estimado de viviendas nuevas sin vender, el sector inmobiliario registra un claro exceso de oferta que cualquier política promoción del sector (150.000 viviendas nuevas) no puede sino agravar.
Se insiste en una medida de ayuda a los jóvenes que ya se ha mostrado claramente ineficaz para facilitar el acceso a la vivienda, toda vez que ha producido un incremento equivalente en los precios de alquiler. En definitiva, la política de vivienda del Gobierno no sólo no resuelve los problemas del sector y de los ciudadanos que quieren acceder a la vivienda, sino que los agrava. Y ello, a costa de dedicar un importante volumen de recursos económicos que debieran estar disponibles para propiciar el cambio en el modelo productivo de la economía española.
El Presupuesto mantiene el modelo de financiación territorial.
Como ya se dijo antes, el Presupuesto no avanza ningún cambio en el modelo de financiación de las Comunidades Autónomas, aún cuando éste se ha mostrado insuficiente y problemático. Los recursos previstos para el sistema de financiación de las Comunidades de régimen común y el Fondo de Compensación Interterritorial se van a ver reducidos en un 2,6 por 100. El Gobierno, que no practica la austeridad en los momentos de crisis tal y como ha quedado demostrado, quiere obligarla para las demás Administraciones, salvo a aquellas a las que mima por cuestiones clientelares, lejos de la defensa del interés general.
Conviene señalar que la financiación de los servicios básicos del Estado del Bienestar, como la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales, depende del sistema de financiación autonómico. Por ello, la restricción presupuestaria sobre las Comunidades Autónomas no puede sino redundar en un empeoramiento de esos servicios. En definitiva, la menor financiación de las Comunidades Autónomas se va a cargar sobre las espaldas de los ciudadanos bajo la forma de unos peores servicios públicos.
En cuanto a las Comunidades Autónomas de régimen foral, se reproducen una vez más las deficiencias en el sistema de cálculo de su contribución a las cargas del Estado, lo que convierte su sistema de financiación en un claro privilegio.
El ridículo incremento presupuestario de la financiación de las Entidades Locales, de sólo un 1%, se ve lastrado por una disminución equivalente de las transferencias ajenas al sistema de financiación. De este modo, un año más el Gobierno deja sin solucionar el problema de la estrechez financiera de las Administraciones Locales.. El problema de las llamadas competencias impropias asumidas por los ayuntamientos españoles no encuentra así respuesta ni en la acción política del Gobierno ni en su proyecto de Presupuestos.
El Presupuesto no contribuye a la equidad en la distribución de la renta.
Detrás del mantra repetido hasta la saciedad por el Gobierno, según el cual su política para afrontar la crisis consiste en mantener el gasto social, se esconde un nuevo paso hacia la disminución de la equidad en la distribución de la renta. Si en la anterior legislatura el Gobierno anotó entre sus logros el sostenimiento del nivel de pobreza relativa entre los españoles, así como un aumento de las diferencias entre ricos y pobres, el Presupuesto para 2009 esas tendencias se van a acentuar.
El Presupuesto contempla la eliminación del Impuesto sobre el Patrimonio. Un impuesto éste que grava a las personas de mayor nivel de renta. Por tanto, se asistirá a un aumento de la renta disponible de los más ricos. Por otra parte, las mínimas correcciones introducidas en el Impuesto sobre la Renta no han tenido en cuenta el nivel de inflación, por lo que se producirá un incremento en la cantidad cobrada por este impuesto a los contribuyentes. Por tanto, los cambios que contempla el Presupuesto para el IRPF tendrán un componente redistributivo que penaliza especialmente a los asalariados de ingresos medios y, en menor medida, a los de ingresos bajos; pero que, a su vez, tendrá efectos de escasa entidad entre los no asalariados y los perceptores de rentas del capital. De esta manera se introduce en el Presupuesto un cambio fiscal que hará más desigual la distribución de la renta disponible entre los españoles. Este cambio, en vez de atenuar las diferencias entre ricos y pobres, las acentuará.
En cuanto a las cotizaciones sociales, también van a registrar una elevación diferencial entre los trabajadores de menor y mayor nivel salarial. En definitiva, en tres epígrafes fundamentales de los ingresos, cabe esperar del Presupuesto presentado por el Gobierno un aumento de las desigualdades, de manera que los contribuyentes de menor renta serán tratados peor que los de mayor renta.
Por el lado de los gastos aunque algunas acciones, como la elevación de las pensiones mínimas por encima de la inflación, compensarán parcialmente los efectos regresivos antes señalados, otras operarán en un sentido inverso, como ocurrirá con todas las prestaciones sociales vinculadas con el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), pues su incremento —previsto en un 3,4 por 100— es claramente inferior a la inflación actual.
Otro ámbito en el que se producirán efectos regresivos como consecuencia del gasto es el de las pensiones de jubilación por enfermedad o incapacidad de los funcionarios. Las disposiciones adicionales 13 y 16 del proyecto de Presupuestos modifican unilateralmente el actual sistema de pensiones, lo que es doblemente denunciable. El Gobierno utiliza la ley de Presupuestos para cambiar las condiciones sociales de los trabajadores del sector público, despreciando el diálogo social del que tanto presume.
Finalmente, el Presupuesto es muy conservador en cuanto a las prestaciones sociales que en España, han adquirido un escaso desarrollo por comparación con los demás países europeos. Es el caso de las ayudas a las personas dependientes, pues aunque el gasto previsto se eleva en un 33 por 100, queda aún muy lejos de cubrir las obligaciones reconocidas en la Ley de Dependencia. Lo mismo podríamos señalar respecto de la protección familiar que sigue siendo la más baja de la Unión Europea.
En resumen, este Presupuesto es muy conservador en cuanto al desarrollo del Estado del Bienestar, donde, aún en el contexto actual de crisis económica, caben actuaciones destinadas a mejorar la renta disponible de las personas menos afortunadas o de las que tienen unas mayores cargas familiares. Y lejos de anotar esas mejoras, el proyecto que presenta el Gobierno es claramente regresivo.
El Presupuesto no aborda con eficacia los problemas de la seguridad, la justicia y la defensa nacional.
Los ciudadanos españoles exigen, no sólo una política económica atenta a los problemas suscitados por la crisis, unos buenos servicios públicos y un trato de equidad en la distribución de la renta, sino también un apropiado nivel de seguridad personal y colectiva. La seguridad depende, evidentemente, del orden público y de la prevención de la delincuencia y el terrorismo; pero también se relaciona con una administración rápida y equitativa de la justicia y con la preservación de la sociedad frente a las amenazas exteriores. Ninguno de estos tres aspectos cruciales para el bienestar de los ciudadanos ha encontrado una respuesta adecuada en el proyecto de Presupuestos presentado por el Gobierno.
Los programas presupuestarios cuya ejecución se encomienda al Ministerio del Interior experimentan un incremento de tan sólo el 2,3%, lo que significa que, en términos reales, los recursos destinados a la seguridad van a descender. De hecho, el programa presupuestario ha previsto una disminución de 3000 en los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía destinados a patrullar en las calle .Aunque se incrementa el número de guardias civiles, el número total de agentes policiales de ambos cuerpos será en 2009, de 2.549 agentes menos que los que teníamos en el año 2007.
De la misma manera, el Presupuesto no contempla aumento alguno en las inversiones para dotar al las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de medios técnicos, materiales e infraestructura para el desempeño de sus funciones.
Por otra parte, el Presupuesto no recoge ningún recurso destinado a la financiación de la homologación retributiva de los funcionarios policiales con respecto a los cuerpos autonómicos o municipales, con lo que una vez más se frustran las expectativas que creó el Gobierno a este respecto.
La administración de justicia
El conjunto de programas presupuestarios que ejecuta el Ministerio de Justicia experimenta un incremento del 6,1 por 100, hasta llegar a 1.738 millones de €. Escasísimos recursos para afrontar los graves problemas que arrastra la organización de nuestra Administración de Justicia. Es evidente que con estos recursos no se podrán racionalizar los medios humanos de que disponen los servicios de justicia, revisar la planta y demarcación judicial, incorporar las tecnologías de la información a los procedimientos judiciales y modernizar los Registros. Según el Presupuesto va a haber más jueces y fiscales, pero no va a haber mejores medios materiales para la justicia y los jueces van a contar con menos personal de apoyo. Es evidente que el Gobierno ha renunciado En estas circunstancias a mejorar el servicio que la justicia presta a los ciudadanos.
La defensa nacional
El Presupuesto ha previsto una disminución en el gasto de defensa del 3,9%. A pesar de ello, y partir de este hecho fundamental, el Gobierno sigue diciendo que pretende impulsar la profesionalización y modernización de los ejércitos, consolidar su presencia en conflictos exteriores y preservar la seguridad de los ciudadanos. Y pretende también aumentar el número de efectivos de tropa y marinería hasta llegar como máximo a 81.000 soldados. Como verán, cualquier parecido entre la realidad y el presupuesto es pura coincidencia.
Como he tratado de demostrar, los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Gobierno son muy deficientes. Su fundamento es un escenario macroeconómico absolutamente irreal y su desarrollo es pura frivolidad, pues no articula las políticas que son necesarias para modernizar y reformar el modelo productivo de la economía española y para mejorar su competitividad. Los Presupuestos van a incrementar la desigualdad económica entre los españoles, e implican una progresión en las diferencias entre ricos y pobres. Los Presupuestos no han tenido en cuenta los problemas del sistema de financiación de las Comunidades Autónomas, y no han corregido los privilegios financieros del País Vasco y de Navarra. Y son unos Presupuestos que no mejoran la seguridad de los ciudadanos, ni los medios para el funcionamiento de de justicia, ni aseguran adecuadamente la defensa nacional.
Pero lo más denunciable de estos Presupuestos es que son la consecuencia de una forma de hacer política completamente irresponsable. Con estos Presupuestos se erosiona muy gravemente la credibilidad del Gobierno y la confianza en nuestra economía, en un momento especialmente delicado, cuando nos enfrentamos a la que podría ser la crisis económica más grave de nuestra democracia. En momento así es cuando más falta hace una buena dosis de responsabilidad y de credibilidad. Justo aquello de lo que carecen sus Presupuestos y su Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero. Por todo ello, en nombre de Unión, Progreso y Democracia solicito en esta Cámara su devolución al Gobierno.
DESPUÉS de haber conseguido el apoyo de los nacionalistas vascos y gallegos a los presupuestos generales del Estado para 2009, Rodríguez Zapatero ha impuesto a su partido una jugada puramente táctica consistente en facilitar la aprobación de los presupuestos en las instituciones que gobierne la oposición. Este golpe de efecto fue respaldado por el Consejo Territorial del PSOE y es, en realidad, un nuevo intento del presidente del Gobierno por aislar al PP y a Mariano Rajoy, forzando un contraste entre el apoyo socialista a todos los presupuestos y la decisión de los populares de solicitar la devolución de las cuentas presentadas por el Ministerio de Economía y Hacienda. La medida es populista, porque se basa en una utilización partidista de la preocupación social por la crisis y busca investir al Gobierno de una generosidad política que no es tal, porque allí donde gobierna el PP lo hace con mayoría absoluta o en coalición suficiente para asegurarse la aprobación del presupuesto, haga lo que haga el PSOE.
Obviamente, el PSOE es un claro perjudicado por esta decisión, pero no tanto porque renuncie a hacer oposición, sino porque queda alienado por el alarde buenista del Gobierno que le resulta, en la práctica, esquizofrénico. Es el caso, por ejemplo, de los socialistas madrileños, entregados a una descalificación de la política económica del Gobierno de Esperanza Aguirre, que ahora tendrán que respaldar, por activa o por pasiva, en el debate de los presupuestos autonómicos. La contradicción alcanza igualmente al propio presidente del Gobierno, quien hasta hace no muchos días, despachaba las propuestas económicas del PP como medidas insolidarias y «neoliberales». Ahora, sin embargo, si esas propuestas se reflejan en presupuestos de comunidades autónomas o ayuntamientos gobernados por el PP, resulta que contribuyen a superar la crisis económica. No menos preocupante es el concepto de democracia que subyace a esta decisión táctica del presidente del Gobierno. Como es obvio, el envoltorio la presenta como un acto de sentido de Estado y de responsabilidad institucional, pero constituye verdaderamente un sacrificio estéril de la confrontación democrática, en aras de una operación de marketing político. La oposición debe hacer honor a su nombre y controlar al Gobierno, sea de la Nación o de una comunidad autónoma o de un ayuntamiento. Y si hay una crisis de una envergadura tal que aconseja lo que Zapatero ha impuesto a la dirección socialista, lo responsable no es anular al PSOE como partido de la oposición, sino propiciar un acuerdo nacional con el PP y no con minorías nacionalistas.
Zapatero ha pasado de rehuir el término «crisis» a proclamar una especie de de estado de «excepción democrática» por una situación que ya apunta a recesión. Es precisamente ahora, con una quiebra histórica del mercado financiero y con una pérdida masiva de empleo, cuando se hace preciso un gran debate económico entre Gobierno y oposición, que o bien culmina con un acuerdo de Estado sobre los presupuestos generales, o bien con una aprobación de los mismos sin el respaldo de la oposición. De pronto, todo lo que hasta el momento eran seguridades y certidumbres se transforma en alarmas que aconsejan al PSOE inhibirse ante sus responsabilidades como oposición. El objetivo real, sin embargo, no es otro que poner a Mariano Rajoy en el disparadero de la opinión pública y deslegitimar su rechazo a los presupuestos generales para 2009. Quizá Zapatero esté animado por su convicción interna de que tiene descolocado al PP con sus iniciativas de las últimas semanas y por la ansiedad de los ciudadanos de encontrar un camino fiable para la recuperación económica. En la medida en que los populares no interioricen el complejo de culpa que el Gobierno quiere inocularles y respondan como exige una democracia parlamentaria -con control político, oposición constructiva y exigencia de responsabilidades-, la táctica socialista estará abocada al fracaso.
La diputada de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) en el Congreso de los Diputados, Rosa Díez, preguntó hoy al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero "por qué no deja de cobrar el sueldo y se va a su casa" si su partido "renuncia a hacer oposición" y no va a presentar enmiendas a la totalidad a ninguno de los Presupuestos de las comunidades autónomas en las que no gobiernan. "La democracia, según el PSOE, es que no haya oposición", insistió.
Díez, cuya formación está integrada en el Grupo Mixto de la Cámara Baja, critica duramente en un artículo de su página personal, recogido por Europa Press, el anuncio que hizo el sábado el jefe del Ejecutivo. "Supera toda especulación sobre lo lejos que puede llegar este hombre a la hora de utilizar el marketing para sustituir la acción política", asevera Díez, quien señala que esta "irresponsabilidad" de Zapatero le "desautoriza para siempre".
En este sentido, asegura que esta propuesta contradice las bases del sistema democrático. "Es de primero de EGB de democracia", insiste Díez, quien recuerda a los socialistas que, al igual que desde el Gobierno "tienen la obligación de proponer una determinada política y de procurar sacarla adelante", cuando están en la oposición deben "impulsar y controlar" la acción del Ejecutivo.
Para la líder de UPyD, que el viernes registró su enmienda a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado para 2009, el que un partido político con representación en cualquiera de los Parlamentos de España no se oponga a una propuesta política "negativa para los intereses del país" es tanto como "renunciar a hacer el trabajo por el que les pagan los ciudadanos a través de sus impuestos".
"Lo que hace es traicionar, directamente, la confianza que en él depositaron", remacha Díez, quien acusa al PSOE de ser capaces de pactar las "políticas de Estado con los partidos que no creen en el Estado español" --en alusión al PNV y al BNG--, convirtiendo los Presupuestos Generales del Estado en un "trámite para compensar a sus fieles" y en un "vergonzoso proceso de regateo público" con el resto de formaciones sobre los precios de los apoyos.