«El PSOE y el PP nos vetan porque tienen miedo de un discurso con el que mucha gente está de acuerdo»
L. M. A. (Publicado en La Nueva España, aquí)
ROSA DÍEZ Diputada de Unión, Progreso y Democracia (UPyD)
La diputada Rosa Díez maneja un mensaje eficaz apoyado en el regeneracionismo político. Repite unas cuantas ideas claras y cada vez que esto ocurre es como si lo hiciera con mayor convicción. Líder de UPyD, el partido emergente en las últimas legislativas, su perfil es el de una heterodoxa de izquierdas rodeada de liberales de aquellos de la Constitución de Cádiz, como ella misma dice. Díez habló en La Granda de la novedad del discurso de UPyD frente a los tradicionales de la política española.
-En España hacía falta un partido para defender el Estado, entendiendo un estado fuerte con capacidad para garantizar la igualdad y la cohesión. Un partido nuevo para una sociedad distinta, dispuesto a realizar las reformas profundas que se requieren y no se atreven a hacer los partidos tradicionales.
-¿La regeneración democrática es la gran asignatura pendiente?
-Una de ellas. Con las estructuras tradicionales somos incapaces de regenerar la democracia ¿Qué es regenerar la democracia? Fundamentalmente es devolverle a los ciudadanos el control sobre la política. Los grandes partidos se oponen a ello. El ejemplo lo tenemos en el acuerdo a que han llegado Rajoy y Zapatero sobre la justicia. Llaman pacto por la justicia a repartirse el poder, a controlar el sistema judicial. A enterrar a Montesquieu.
-Algunas de las medidas requieren reformas constitucionales, otras son de tipo electoral...
-Sí, en el caso del Tribunal Constitucional significa un cambio en la Constitución. Habría que elegir hasta quince miembros para que el voto del presidente no sea decisivo y cambiar el sistema de elección para que, de facto, sus miembros no sean representantes de los partidos. Hay que modificar la ley electoral para que los cargos públicos, especialmente los alcaldes, no se puedan nombrar en un despacho tras las elecciones; y, también, establecer la duración de los mandatos para que no se perpetúen.
-¿Listas abiertas?
-Por supuesto hay que ir a listas abiertas. Ahora bien, para que las listas abiertas no bloqueadas sean un instrumento democrático hay que democratizar primero los partidos. Los que aspiran a los cargos en los partidos deben ser votados no sólo por los militante, sino también por los simpatizantes. Hablo de primarias.
-Con planteamientos tan contrarios a la partitocracia, supongo que no se asombrará de que le hagan la pinza el PSOE y el PP ¿Existe esa pinza?
-Tienen miedo, porque saben que este discurso es muy poderoso aunque venga de una persona pequeñita. Hay muchísima gente que está de acuerdo. Y si le llega a la gente la posibilidad de cambiar las cosas, las cosas pueden cambiar. Nosotros no venimos a generar una demanda de la sociedad, sino a responder a ella. Hay muchos españoles que se sienten divorciados de la política pero que, en el fondo, no quieren divorciarse. A mí se me ha vetado en Telemadrid, a propuesta del PSOE y con el apoyo del PP. En TVE no me han vetado en un despacho, pero no me llaman nunca ni se ocupan de nosotros.
-A pesar de su experiencia , ¿siente en estos momentos soledad parlamentaria?
-No. Lo mejor para sentirte bien en tu piel es poder defender con libertad las cosas en que una cree. Sé que no puedo sacar adelante iniciativas, pero mi trabajo es el discurso y la pedagogía. El parlamento funcionaría igual con siete personas ya que todos van con el voto cerrado. Nadie escucha a nadie.
-Una vez, hace ya tiempo y hablando de Nicolás Redondo Terreros, me dijo Alejo Vidal-Quadras que el PP había sido más generoso con los suyos que el PSOE con los de él. Después de lo de María San Gil, ¿habría que replanteárselo?
-A María no la podían comprar con nada. Lo suyo es muy descriptivo de lo que es una discrepancia de fondo. Ella discrepa sin precio. No había nada que darle, nada pedía. En el caso de María San Gil, además de rigor, hay un ejemplo de entrega personal.
-Rosa Díez representa una opción progresista que defiende la unidad de España. A ciertos progres de este país, eso les parece contradictorio...
-No hay nada más progresista, entendiendo el progresismo como la defensa del desarrollo humano, que la igualdad. Y no es posible la igualdad y la equidad sin defender al Estado español. Para nosotros la unidad española no es un elemento sentimental, sino la única manera de garantizar la igualdad. Lo que pasa es que hay muy poca formación democrática en este país. El PSOE, por ejemplo, llama a pactar con los nacionalistas, pacto de progreso. Pues no, no hay nada menos progresista que el nacionalismo. Yo he participado en un gobierno de coalición PSOE-PNV, pero no lo llamábamos pacto de progreso.
-Los nacionalistas han acabado, además, por perderle el respeto a la Constitución...
-El caso vasco es insólito. Los nacionalistas practican el parlamentarismo y el guerracivilismo, a la vez. Han ocupado las instituciones sin reconocer su legitimidad democrática, empezando por la Constitución.
¿Es realmente política lo que los políticos transmiten?
-La gente no se despierta preocupada porque haya que cambiar la Constitución, pero sí porque sus hijos tengan una educación de calidad y por no tener los mismos derechos de la sanidad en una u otra autonomía. A esa gente hay que decirles que para eso hay que reformar la Constitución, potenciando el papel del Estado. Vamos hacia un país inviable en términos de equidad y de cohesión. No hay un ejemplo en Europa de un país en que se que haya ido modificando la Constitución sin saber adonde encaminarse, como ha ocurrido en los últimos cuatro años, porque los estatutos de autonomía son modificaciones del texto constitucional.
-Los detractores del manifiesto en favor de la lengua común utilizan el argumento de que el español no está en peligro...
-Tampoco lo dice el manifiesto. Los que lo critican, o no lo han leído o discuten sobre algo que el manifiesto no discute. Lo que es indiscutible es que en España hay miles de familias que no pueden elegir la lengua en la que se educan a sus hijos, si esa lengua es la castellana. Y es indiscutible que hay cientos de ciudadanos que no pueden trabajar en ciertas autonomías bilingües sin el conocimiento de la lengua cooficial, aunque ésta no sea indispensable para su trabajo. Es una anomalía contra el principio básico de la no discriminación. Para eso es el manifiesto. El castellano no corre riesgos, pero sí los que no han podido educarse con él. Hay dos o tres generaciones que se han quedado por el camino.
-¿Qué se puede hacer para que las víctimas pueda librarse de tener como vecinos a sus verdugos etarras?
-Hemos presentado una iniciativa para que los terroristas no arrepentidos no puedan vivir cerca de las víctimas. No sólo las víctimas de ETA. La ley debe ser justa.
-¿El regeneracionismo no corre el peligro de diluirse como mensaje en medio de la tormenta económica?
-El regeneracionismo no es para mañana. Uno de los problemas es que el Estado es poco menos que anoréxico y tiene pocas oportunidades de intervenir en las cosas que nos afectan. Una de ellas es la economía. Otra, la ley de Dependencia. Pasa lo mismo con la educación. Nosotros creemos que hay que cambiar el artículo de la Constitución donde se explica cuáles deben ser competencias exclusivas del Estado y ahí tienen que estar además de la política internacional, la educación, las normas básicas en Sanidad, Medio Ambiente y Urbanismo. Las normas básicas tiene que garantizarlas el Estado. Hay que revisar las competencias sin prejuicios.