Carlos Martínez Gorriarán (Publicado en UPyD, aquí)
El amable intercambio de cuchilladas entre varios miembros destacados del PP sigue enredado de alguna manera con el “debate de ideas”. Que nadie sepa de qué ideas se trata, más allá de vagas etiquetas -liberales, democratacristianos, socialdemócratas, conservadores-, es sin embargo el detalle que revela el verdadero drama de la lucha interna por el poder en el PP: que las ideas son en el fondo irrelevantes excepto en la medida en que puedan ser usadas para etiquetar diferencias, marcar territorios y señalar a los enemigos. Esperanza Aguirre tenía al parecer la intención, ha declarado, de abrir una batalla de ideas con el PSOE, no en el interior de su partido. Pero no es fácil discutir sobre las ideas ajenas si las propias son tan evanescentes.
En el PSOE no les interesa discutir de ideas con el PP, desde luego. No sólo por la habitual arrogancia de quien se considera varios peldaños por encima de la derecha en todo lo bello y bueno de la vida -sin la menor razón, me temo-, sino porque una confrontación abierta de ideas revelaría el secreto más temible: que hoy, apenas existen diferencias relevantes entre las ideas del PSOE y del PP, ni entre las de los respectivos grupos dentro de éste. Por eso, porque las verdaderas diferencias en ideas son tan ténues, de lo que se trata es de exagerar con estridencia las diferencias personales: quítate tú que se pone él, etc.
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